Activista incansable, psicóloga, profesora, delegada sindical y ex portavoz de USTEC-STES, Rosa Cañadell es autora de numerosos libros y de un gran numero de artículos publicados en revistas nacionales e internacionales. Nuestra conversación se ha centrado en su última obra, editada por El Viejo Topo en su colección “Preguntas (y respuestas) más frecuentes”.
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¿Por qué la heterogeneidad de la educación pública es un bien en sí misma?
Los futuros ciudadanos y ciudadanas deben socializarse dentro de la realidad en la que van a vivir el resto de su vida. Y la sociedad es diversa y heterogénea.
La educación pública es la más diversa y heterogénea ya que acoge todas las culturas, clases sociales, ideologías y religiones (tanto por parte del alumnado, como del profesorado) y por ello es la que mejor puede favorecer la cohesión social, la igualdad entre los sexos, la no discriminación por cuestiones de raza, origen cultural, religión o elección sexual, ya que sólo educando en la diversidad se puede acceder al respeto y valoración de la propia diversidad.
Esta diversidad es, además, una riqueza añadida en el proceso de aprendizaje, tanto académico como social. Las estadísticas demuestran que los sistemas educativos más heterogéneos obtienen mejores resultados académicos. Así pues, la heterogeneidad de la educación pública es un bien en sí mismo. Facilita la relación con todo tipo de personas y este aprendizaje fomenta la socialización y el respeto, amplia el conocimiento más allá del ámbito concreto en el que vive la familia propia, el barrio, la cultura o la clase social.
En España se sigue impartiendo religión en la escuela. ¿Ocurre lo mismo en otros países europeos? Por ejemplo, en Finlandia, en Francia, ¿qué pasa allí?
¡Por supuesto que no! Esta es otra de nuestras "especialidades" y otra de las herencias del franquismo.
En realidad, la religión nunca estuvo fuera de la escuela en nuestro país, exceptuando un pequeño espacio de tiempo durante la última República. En el franquismo, el nacional-catolicismo fue la base de toda la ideología en los centros educativos. Con la transición, el poder de la Iglesia no menguó, y bajo el paraguas de unos acuerdos firmados con el Vaticano, que nadie se molestó en derogar, la religión católica se continúa impartiendo en todos los centros educativos públicos para todo el alumnado que lo solicite y en los privados religiosos, normalmente, para todo el alumnado sin distinción.
Discutes el uso del término “fracaso escolar”. ¿Por qué? ¿Dónde radican los problemas de su uso?
Algunos autores, como Fernando Hernández (Universidad de Barcelona) o Antoni Tort (Universidad de Vic) opinan que el término de “fracaso escolar” es ya inicialmente discutible. En primer lugar, porque transmite la idea de que el alumno “fracasado” no ha progresado prácticamente nada durante sus años escolares, lo que no responde en absoluto a la realidad. En segundo lugar, porque ofrece una imagen negativa del alumno, lo que afecta a su autoestima y a su confianza para mejorar en el futuro. En tercer lugar, porque centra el problema del fracaso en el alumno y parece olvidar la responsabilidad de otros agentes e instituciones como las condiciones sociales, la desigualdad económica y cultural de las familias, el sistema educativo o la propia escuela.
Citas en la página 46 del libro un texto de la OCDE donde parece apoyar la inversión en educación. ¿La OCDE interesada en la formación de los jóvenes? ¿No es un poco raro?
No es raro si tenemos en cuenta que desde la perspectiva económica la deserción escolar tiene costes muy altos. Según la propia OCDE "Las personas con más escolaridad contribuyen a sociedades más democráticas y a economías más sustentables. Las sociedades con individuos más capacitados están mejor preparada para responder a las crisis actuales y futuras. Por tanto, invertir en educación preescolar, primaria y secundaria, y en particular para alumnado de entornos socioeconómicos en desventaja, es a la vez justo y económicamente eficiente".
Pareces estar en contra de la autonomía de los centros educativos. Dedicadas páginas a ello. ¿Qué hay de malo en la autonomía?
Porque la autonomía que ahora se propone no tiene nada que ver con la que el profesorado siempre ha reivindicado y muchas veces, ha aplicado. Porque lo que está sucediendo es que bajo el anuncio de la autonomía lo que realmente se pretende implementar es la jerarquización de las relaciones dentro del centro, la potenciación de la figura del director/a como jefe de personal, la consecución de más recursos vinculados a “mejores proyectos y mejores resultados”, la evaluación de todo y de todos y una carrera docente del profesorado (léase condiciones de trabajo) vinculada a los resultados del alumnado. Nada de ello resuelve los problemas que se viven en los centros escolares.
Denuncias el fin de la democracia en la organización de los centros educativos. ¿No eres un poco alarmista?
En absoluto soy alarmista. Para poder implementar esta nueva autonomía se propone una gestión autoritaria en los centros públicos. Se pretende reforzar la autoridad y las funciones de las direcciones para que puedan tomar decisiones en la gestión de los centros al margen del profesorado, de las asociaciones de padres y madres, y de los consejos escolares. Es evidente que una gestión en la que las direcciones desempeñarán funciones propias de la patronal, supondrá avanzar hacia un modelo de gestión autoritaria que eliminará la participación y la capacidad de decisión de la comunidad educativa en la gestión de los centros y dificultará un trabajo en equipo que es, precisamente, la mejor garantía del buen funcionamiento de un centro educativo.
De hecho, en estos momentos en Cataluña ya estamos viendo las consecuencias de este tipo de organización, con la imposición de un nuevo modelo (“decreto de plantillas”, lo llaman) que permite a las direcciones escoger a su profesorado, con todos los problemas de falta de transparencia y falta de criterios objetivos que ello implica.
Teniendo en cuenta que la educación es una tarea colectiva, en la que la participación y el trabajo en equipo son imprescindibles, otorgar excesivo poder en manos de una sola persona no garantiza mejorar la docencia en el aula y puede crear muchos problemas: arbitrariedad, sumisión, imposición, etc. Todo ello conlleva limitar la pluralidad pedagógica e ideológica del profesorado, que es una de las riquezas de nuestros centros públicos, ya que para educar por y para la democracia hace falta poder ejercerla por parte de toda la comunidad educativa.
Criticas a lo largo del libro la LOMCE y la LEC. Te pido un gran resumen: ¿cuál es tu principal desacuerdo con la LOMCE?
La LOMCE es una de las peores leyes educativas desde la democracia, con propuestas altamente preocupantes -algunas terriblemente retrógradas, como las antiguas reválidas estatales y el cuerpo de directores- que nos retrotraen a tiempos predemocráticos. Las medidas que propone la nueva Ley persiguen una re-centralización y un mayor control del Estado con respecto a las autonomías, son segregadoras para el alumnado y proponen la desaparición total de la democracia en el funcionamiento de los centros.
En cuanto a la LEC… Si mi memoria no me falla, no fue un gobierno conservador neoliberal, quien la impulsó, sino un “gobierno nacional de izquierdas”. ¿No fue el caso? ¿Y cómo se come entonces este plato tan neoliberal y privatista?
Esto deberías preguntárselo al ex-conseller Ernesto Maragall. La verdad es que es inexplicable que un gobierno, pretendidamente de izquierdas, hiciera una ley que ahora el PP está copiando y que CiU está implementando con una gran satisfacción.
Aconsejo leer el libro que el propio Ernesto Maragall, y su cómplice Francesc Colomé, han escrito explicando sus "razones", bajo el título deEscola nova, poble lliure. Es muy ilustrativo.
Tomo nota del consejo. Lo de cómplice es inmejorable.
Das cifras que dan un poco de miedo.. y de rabia. Tal vez sería bueno repetirlas: ¿cuánto dedica el gobierno español a la educación preuniversitaria en estos momentos? ¿Cuánto dedica Cataluña? ¿Qué cantidad de ese dinero va a parar a las patronales privadas y más, en concreto, a la Iglesia católica, romana y española?
España arrastra un déficit importante de inversiones en educación. Ya en el año 2000 el Estado español estaba a la cola de la UE y en 2009 (antes de la crisis), mientras la Unión Europea destinaba un 5,18% del PIB a educación, el Estado español destinaba un 4,72%. En Cataluña, desde siempre, la inversión en educación ha estado, y continúa estando, por debajo de la media española, con un 3,95%. En Dinamarca este porcentaje es de un 7,7 y en Finlandia de un 6,1,
Por otra parte, además de destinar un menor porcentaje, cabe añadir que una parte significativa va a parar a la subvención de centros privados, un 14,6% en España y un 18,5% en Cataluña.
Pero a este déficit endémico, debemos ahora sumarle las políticas de ajuste que, con la excusa de la crisis están implementando todos los gobiernos, central y autonómicos de manera que la educación española se enfrenta a un recorte sin precedentes. El Gobierno prevé que entre 2010 y 2015 el peso de la inversión pública en educación se reduzca del 4,9% al 3,9% del PIB, según el documento de ajustes enviado a Bruselas por el Ejecutivo.
Un puno de reducción, un 20% menos. ¡Qué barbaridad! Dedicadas el capítulo 16 a señalar las cosas urgentes que deberíamos hacer. ¿Nos hace un resumen de las más imprescindibles en estos momentos?
Parar los recortes y aumentar los prepuestos en educación, como mínimo al nivel medio de la UE (6%). Dedicar el presupuesto de educación a la enseñanza pública, disminuyendo progresivamente los conciertos educativos, empezando por los centros de élite y los que segregan en función del sexo. Evitar la separación temprana y diferir la selección de estudiantes hasta la educación media superior. Limitar y/o eliminar la plena libertad de elección de centro. Discriminar positivamente los centros y el alumnado con desventajas socioeconómicas con recursos adicionales. Diseñar medidas dirigidas a evitar la deserción escolar. Ayudar económica y pedagógicamente a las escuelas con alumnado en desventaja
Algo más.
Sí, claro. Devolver la democracia a los centros, con la participación de todo el profesorado y la comunidad educativa en la toma de decisiones, propuestas e innovaciones que sirvan para mejorar el nivel de nuestro alumnado. Diseñar unos currículos más coherentes y más acordes con las nuevas realidades sociales y tecnológicas. Introducir metodologías pedagógicas para la buena utilización de las nuevas tecnologías y su mejor aprovechamiento. Aumentar las becas y ayudas para el alumnado con más necesidades: comedor, transporte, material escolar, etc. Parar también los recortes y recuperar las condiciones laborales del profesorado: salario, horas lectivas, substituciones, bajas laborales, contratos precarios para sustitutos/as. Aumentar las plazas públicas para Formación Profesional, educación de adultos y la etapa 0-3, para que todo el mundo tenga acceso real a una plaza pública en todas las etapas educativas. Eliminar y disminuir las tasas de Formación Profesional y universitarias.
Para que otro mundo sea posible otra condición es necesaria, señalas como lema final del libro. Necesaria pero tal vez no suficiente. ¿Por qué?
Yo creo que es imprescindible revertir la situación actual y volver a conquistar el derecho a una educación que haga posible la equidad social y una formación humana, técnica y profesional para todos los futuros ciudadanos y ciudadanas. Es imprescindible dotar a nuestros jóvenes de todas las herramientas necesarias, no sólo para su futuro profesional y laboral, sino también, para que sean capaces de analizar, participar y mejorar la sociedad.
Es fundamental que la sociedad toda sea consciente de la importancia que tiene el tipo de educación del cual nos dotemos, de la importancia que tiene una educación pública y mayoritaria para la cohesión social, para el desarrollo económico y para la mejora de las relaciones sociales. Una sociedad dividida, con guetos y exclusiones, una sociedad que no puede ofrecer una educación de calidad a todos sus ciudadanos y ciudadanas, que no puede ofrecer una educación en valores positivos (de solidaridad en vez de individualismo y competitividad) para todos sus niños/as y jóvenes, está destinada a la inestabilidad, al aumento de la violencia y a la confrontación social.
Y para todo ello es imprescindible que el debate sobre la educación traspase los muros de las escuelas y llegue a todos los sectores sociales. Que se pueda debatir, desde todos los ámbitos, la importancia de acertar la dirección correcta hacia donde debe avanzar la educación que necesitamos y que seamos capaces de luchar por ella.
Mejor final imposible. Gracias Rosa.
Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona; director Jordi Mir Garcia)