El amistoso en Guinea es un ejemplo más de cómo instituciones y clubes españoles han mirado más a la chequera que a la ética a la hora de visitar países como China, Tailandia, Malasia o Marruecos
Restricciones a la libertad de prensa, de expresión y de manifestación. Régimen de incomunicación y desapariciones forzadas. Juicios sin garantías. Detención arbitraria de opositores. Casos de homicidios ilegítimos. Torturas y malos tratos constantes. Todo esto sucede en Guinea Ecuatorial, según denuncia Amnistía Internacional. El escaso respeto por los derechos humanos no es algo que, sin embargo, parezca preocupar a la Federación Española de Fútbol, que, con el visto bueno del Gobierno, ha llevado a La Roja a jugar esta noche un partido amistoso en la que fuera colonia hispana.
Ni siquiera el hecho de que en esta ocasión el presidente de la Federación, Ángel María Villar, no vaya a hacer caja con el bolo -aunque sí con los derechos de televisión- ha evitado que buena parte de la oposición en España y grupos proderechos humanos hayan pedido que se boicotee el choque. Critican la "falta de sensibilidad" de la Federación y que el equipo español se haya prestado al "sucio juego propagandístico" de la dictadura de Teodoro Obiang. El sátrapa ha prometido a los jugadores de su selección una cuantiosa prima de cinco millones de euros si vencen.
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