- "Teníamos
que ir acompañadas siempre de un policía para ir al baño, golpearon a
varias personas, nos daban de comer un trozo de pan con una pequeña
loncha de queso", cuenta Zenah, una joven embarazada procedente de Siria
- Las
autoridades húngaras trasladan en tren hasta Austria a centenares de
refugiados más que este sábado partieron desde el centro de Budapest
dispuestos a caminar hasta la frontera
La arbitrariedad del azar golpea cotidianamente a
los refugiados, para bien o para mal. Que las autoridades húngaras les
tomen una huella dactilar puede cambiarlo todo. A Zenah le ocurrió. Esta
joven siria, pequeña, tímida, sonriente, embarazada de cinco meses, nos
cuenta su historia en susurros mientras caminamos con cientos de
refugiados más en una marcha iniciada desde el centro de Budapest. Su
marido la observa con ternura mientras ella desbroza el relato de su
viaje. Zenah quería viajar a Suecia, donde tiene amigos y familia, y
estudiar en la universidad. "Incluso ya tenía mi especialidad elegida",
explica.
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