Irak y Libia han sido eliminados, e Irán ha sido fuertemente boicoteado. Siria está ahora en la mira. ¿Por qué? He aquí un escenario que se pasa por alto.
En un artículo de agosto de 2013 titulado Larry Summers and the Secret 'End-game' Memo, Greg Palast publicó la evidencia de un plan secreto de finales de los años noventa ideado por Wall Street y funcionarios del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, para abrir la banca al lucrativo negocio de los derivados. Para llevar a cabo esto se requería de la relajación de las regulaciones bancarias, no sólo en los Estados Unidos sino a nivel mundial. El vehículo que sería utilizado fue el Acuerdo de Servicios Financieros (FSA por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial del Comercio.
El 'juego final' requeriría no sólo de coaccionar el apoyo entre los miembros de la OMC, sino eliminar a aquellos países que se negaran a unirse. Algunos países clave seguían resistiéndose a la OMC, incluyendo Irak, Libia, Irán y Siria. En estos países islámicos, los bancos son en su mayoría de propiedad estatal, y la 'usura', cobrar por el 'uso' del dinero, es vista como un pecado, si no como delito. Esto les pone en conflicto con el modelo occidental de extracción rentística por parte de intermediarios privados. Los bancos de propiedad pública son también una amenaza para el creciente negocio de los derivados, ya que los gobiernos con sus propios bancos, no necesitan de swaps sobre las tasas de interés, instrumentos de cobertura de incumplimiento crediticio (credit default swaps), o calificaciones de grado de inversión por agencias privadas de calificación con el fin de financiar sus operaciones.
En un artículo de agosto de 2013 titulado Larry Summers and the Secret 'End-game' Memo, Greg Palast publicó la evidencia de un plan secreto de finales de los años noventa ideado por Wall Street y funcionarios del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, para abrir la banca al lucrativo negocio de los derivados. Para llevar a cabo esto se requería de la relajación de las regulaciones bancarias, no sólo en los Estados Unidos sino a nivel mundial. El vehículo que sería utilizado fue el Acuerdo de Servicios Financieros (FSA por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial del Comercio.
El 'juego final' requeriría no sólo de coaccionar el apoyo entre los miembros de la OMC, sino eliminar a aquellos países que se negaran a unirse. Algunos países clave seguían resistiéndose a la OMC, incluyendo Irak, Libia, Irán y Siria. En estos países islámicos, los bancos son en su mayoría de propiedad estatal, y la 'usura', cobrar por el 'uso' del dinero, es vista como un pecado, si no como delito. Esto les pone en conflicto con el modelo occidental de extracción rentística por parte de intermediarios privados. Los bancos de propiedad pública son también una amenaza para el creciente negocio de los derivados, ya que los gobiernos con sus propios bancos, no necesitan de swaps sobre las tasas de interés, instrumentos de cobertura de incumplimiento crediticio (credit default swaps), o calificaciones de grado de inversión por agencias privadas de calificación con el fin de financiar sus operaciones.
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