Numerosos inmigrantes asentados en las laderas del monte Gurugú afirman haber visto cómo al menos un compañero, muy joven y de nacionalidad maliense, moría apaleado tras ser capturado por las fuerzas auxiliares en una redada en la que los cuerpos de seguridad marroquíes hicieron un uso desmesurado de la fuerza y volvieron a quemar enseres y asentamientos.
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