La confianza en
destrabar las ataduras arancelarias y, por qué no, de visiones menos
integradoras que ha padecido el Mercado del Sur (Mercosur) desde su creación
hace 24 años, resultó la tónica que primó durante la recién concluida XLVIII
Cumbre del grupo celebrada en Brasilia.
Los jefes de
Estado del Mercosur presentes en el cónclave, Dilma Rousseff (Brasil), Tabaré
Vázquez (Uruguay), Cristina Fernández (Argentina), Horacio Cartes
(Paraguay), Nicolás Maduro (Venezuela) y
Evo Morales (Bolivia) se comprometieron a ampliar el comercio interno y
explorar otros mercados.
El sentido de
unión sudamericana se hizo efectivo con la admisión de Bolivia como miembro
pleno, lo cual fortalece la visión integracionista, económica y política de la
región.
Esa nación
andina, con una extensión de 1 098 581 kilómetros
cuadrados y 10 millones de habitantes ha mantenido un crecimiento promedio del
6 % de su Producto Interno Bruto (PIB) desde que en 2006 implementó el Modelo
Económico Social Comunitario Productivo y se ha convertido en un ejemplo a
seguir para toda la zona.
La nación del
presidente Evo Morales será un importante miembro para el desarrollo comercial
del Mercosur por su ubicación geográfica, que la sitúa en el centro de las
transacciones que realizan los países miembros y porque puede aportar mucho a
la integración económica, social y comercial.
Con el
desarrollo de una política económica y social a favor de la mayoritaria
población que durante siglos fue discriminada, en los últimos 9 años en Bolivia
se han construido carreteras, instalación de tuberías de agua
potable y alcantarillado, escuelas, centros de salud, hospitales, y grandes y pequeñas
industrias.
Asimismo, recuperó
en los últimos años las riquezas nacionales (productivas, mineras y de
servicios) que antes eran explotadas por compañías privadas y cuyas ganancias
salían del país.
La nación
andina tiene muchas cosas que ofrecer en sus intercambios comerciales con el
bloque como son sus grandes recursos gasíferos y de petróleo, madera, oro, plata,
caucho, estaño, litio, hierro, a la vez que podrá recibir inversiones para su
desarrollo productivo y social que las naciones miembros le pueden ofrecer.
En estos
momentos, el Mercosur reúne a tres de las cuatro economías más grandes del
hemisferio occidental americano: Brasil, primera con un Producto Interno Bruto
de 2 596 billones de dólares; Argentina, tercera con 795 000 millones y
Venezuela, cuarta con 412 400 millones de dólares, Uruguay aparece con 55 590
millones, Paraguay, 35 800 millones y Bolivia 35 000 millones.
Los seis países
acumulan en total un PIB de 3 billones 929 790 millones con enormes potenciales
de hidrocarburos y agua potable, dos
recursos estratégicos en el mundo actual.
Este organismo
fue creado el 26 de marzo de 1991 en Asunción, Paraguay, y entró en vigencia el
29 de noviembre de ese año.
Desde su
fundación, los cuatro primeros socios (Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina,
después se integró Venezuela en 2012) buscaron la ampliación de los mercados
nacionales mediante la unión, lo cual constituye una condición fundamental
para acelerar sus procesos de desarrollo económico con justicia social.
El objetivo
primordial del Tratado de Asunción (firmado durante la Cumbre de Ouro Prieto en
diciembre de 1994) es la integración de los Estados, mediante la circulación de
bienes, servicios y factores productivos; aranceles externos y adopción de
políticas comerciales comunes; coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales
y armonización de legislaciones en las áreas pertinentes, para lograr el
fortalecimiento del proceso de integración.
En la
finalizada Cumbre, los jefes de Estado enfatizaron en la necesidad de
flexibilizar las normas y reglas dentro del grupo para permitir a sus miembros
contar con un espacio en el que puedan adoptar medidas y acciones de acuerdo
con las circunstancias, y acordaron también prolongar por otros 10 años el
Fondo para la
Convergencia Estructural (Focem), que financia obras en
diversas áreas en los países miembros, el cual ayuda a eliminar las asimetrías
existentes dentro del grupo.
La anfitriona
del evento, Dilma Rousseff, anunció que se creará un registro de productores
agrícolas de la zona, con el propósito de apoyar, ofrecer financiamientos,
mejorar la técnica de los trabajadores de este sector y asegurar la producción
de alimentos.
El mandatario
paraguayo, Horacio Cartes, quien asumió la presidencia pro tempore por seis
meses del Mercosur, se comprometió a trabajar para eliminar las barreras
arancelarias que frenan el comercio dentro del bloque.
Cartes enfatizó
la necesidad de impulsar la libre circulación de bienes y servicios, la relación
externa, la integración de cadenas productivas y otros, para lograr un impacto
real sobre la producción y el empleo, mostrando resultados visibles para los
ciudadanos.
También el
presidente Paraguayo señaló la necesidad de alcanzar un acuerdo con la Unión Europea y extenderlo a la Alianza del Pacífico que
componen México, Perú, Chile y Colombia.
Algunos de los
seis miembros que componen el MERCOSUR no están dispuestos a firmar acuerdos
con esos bloques, a ciegas, es decir, haciendo concesiones económicas y
financieras que después traerían graves problemas sobre la soberanía de esas naciones.
Por tanto, será
fundamental realizar conversaciones analíticas y tomar medidas efectivas para
que después, por ejemplo, las empresas transnacionales no impongan sus
agresivas directrices sobre los Estados, tras la firma de algún convenio.
Los oradores en
la Cumbre dejaron
claro que no hay espacios para las acciones desestabilizadoras ni aventuras
antidemocráticas en la región, y ratificaron el compromiso democrático con la
paz.
El cónclave ha
revitalizado al grupo con visiones presentes y futuras y como enfatizó el
presidente venezolano Nicolás Maduro, “Hay un nuevo Mercosur, con una nueva
visión social de los pueblos y se ha ido construyendo un camino de la confianza
política, un Mercosur democrático”.
Hedelberto López Blanch
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