Tras más de cinco meses de duras negociaciones se ha firmado finalmente un acuerdo entre el gobierno griego y la antigua troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional). A decir verdad, el término “acuerdo” no es el más indicado para referirse a lo que en toda regla es un conjunto de imposiciones de política económica que el propio gobierno griego reconoce que son contraproducentes para su economía. Y es que la postura del equipo de Syriza siempre ha sido clara: aunque son conscientes de que las medidas de austeridad propugnadas por la Troika son perjudiciales para el crecimiento económico y para las clases populares, la única posibilidad de recibir asistencia financiera en el marco del euro es haciendo determinadas concesiones. Sin embargo, lo que sorprende profundamente del acuerdo recién firmado es que presenta condiciones mucho más negativas para el pueblo griego que las que presentaban borradores de acuerdos anteriores que no fueron firmados. Entonces, ¿qué ha pasado aquí?
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