Iyad Burnat, activista no violento del
pueblo de Bil'in, fue violentamente detenido por las fuerzas de
ocupación, durante la manifestación semanal contra el Muro de Apartheid.
Acá su relato.
El arresto de Iyad Burnat. (Foto: Hamde Abu Rahma)
El viernes 28 de agosto por la tarde nos fuimos a nuestra manifestación semanal contra el robo de nuestras tierras y el Muro de Apartheid, en Bil'in. Hemos estado haciendo esta manifestación no violenta durante 10 años. Como de costumbre los soldados estaban esperándonos en frente de nuestro pueblo, pero esta vez desde el inicio de la demostración pudimos sentir que había algo diferente del habitual bombardeo inicial de gases lacrimógenos de parte de los soldados desde los jeeps militares. Para empezar dispararon una menor cantidad de gas hacia la manifestación pacífica, pero a medida que la marcha continuaba hacia el sitio de la antigua muralla de la segregación los soldados nos emboscaron y a mí me apuntaron con una pistola, amenazándome con disparar. Los soldados me ataron las manos demasiado apretadas detrás de mi espalda, los lazos de plástico cortaban mi piel. Aún con sus armas dirigidas hacia mí, fui brutalmente golpeado por cinco o seis soldados con palos y mis ojos fueron rociados con gas pimienta. No me opuse, cualquier resistencia contra este tipo de soldados solamente conduciría a más de una paliza o algo peor.
Seguir leyendo: palestinalibre.org
El arresto de Iyad Burnat. (Foto: Hamde Abu Rahma)
El viernes 28 de agosto por la tarde nos fuimos a nuestra manifestación semanal contra el robo de nuestras tierras y el Muro de Apartheid, en Bil'in. Hemos estado haciendo esta manifestación no violenta durante 10 años. Como de costumbre los soldados estaban esperándonos en frente de nuestro pueblo, pero esta vez desde el inicio de la demostración pudimos sentir que había algo diferente del habitual bombardeo inicial de gases lacrimógenos de parte de los soldados desde los jeeps militares. Para empezar dispararon una menor cantidad de gas hacia la manifestación pacífica, pero a medida que la marcha continuaba hacia el sitio de la antigua muralla de la segregación los soldados nos emboscaron y a mí me apuntaron con una pistola, amenazándome con disparar. Los soldados me ataron las manos demasiado apretadas detrás de mi espalda, los lazos de plástico cortaban mi piel. Aún con sus armas dirigidas hacia mí, fui brutalmente golpeado por cinco o seis soldados con palos y mis ojos fueron rociados con gas pimienta. No me opuse, cualquier resistencia contra este tipo de soldados solamente conduciría a más de una paliza o algo peor.
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