jueves, 10 de octubre de 2013

La censura regresa a España de la mano de Casa Real, bancos, periódicos, políticos y editoriales

Juan Carlos charla confidencialmente con Berlusconi, propietario de Tele 5 y socio televisivo del Grupo Prisa
Juan Carlos charla confidencialmente con Berlusconi, propietario de Tele 5 y socio televisivo del Grupo Prisa
En los siglos XVI y XVII fue la Inquisición con sus“Index Librorum Prohibitorum et Derogatorum”,en el XVIII las prohibiciones de Carlos III, Carlos IV y Floridablanca, en el XIX fue Fernando VII el que revocó la libertad de imprenta de las Cortes de Cádiz mientras que Isabel II también prohibió periódicos. Ya en el siglo XX la censura regresó con Franco y conJuan Carlos I y ahora, en el siglo XXI, pretende perpetuarse de nuevo con reyes y políticos, aunque se han sumado nuevos censores bajo la apariencia de tres nuevas figuras: periódicos, bancos y editoriales. Los cinco últimos casos registrados en España durante una sola semana han revelado que la censura, institución de rancio y enraizado abolengo en este país, apenas ha desaparecido salvo intermitentes y cortos periodos de libertad.

Los periodistas españoles saben bien que, como en los tiempos de Larra, escribir es llorar “y buscar voz sin encontrarla, como en una pesadilla abrumadora y violenta”. Y ahora se corrobora que, a la muerte de Franco, la censura pasó a manos de los principales responsables de la Casa Real y de los políticos que la sostienen, que a su vez contratan periodistas para ejercerla en su nombre. Por último, también la ejercen las empresas y sus “gabinetes de comunicación”, principales financiadoras de los medios de comunicación por la vía publicitaria.
Pocos ciudadanos conocen que hasta el año 2010, escribir en España sobre las andanzas, juergas y manejos económicos del rey, los gastos opacos de la Casa Real e incluso las trapisondas del resto de la Familia regia, desde el yerno Iñaki Urdangarín y la infanta Cristina, el otro yerno Jaime de Marichalar y la infanta Elena, etc… estaba totalmente prohibido.

Spottorno y Ayuso, principales "mandarines" del rey, son los que ejercen la censura en España
Spottorno y Ayuso, principales “mandarines” del rey, son los que en su nombre ejercen la censura en España
La necesaria obligación que poseen los periodistas de chequear sus noticias con las fuentes aludidas dio lugar a un sistema que la Casa Real convirtió en perverso y que ahora pretende revitalizar: cuando reciben la información para contratarla y dar su versión, los altos cargos de la Casa Real no se limitan a dar su criterio al periodista que lo pide, sino que llaman a los editores de los periódicos o libros y, no contentos con la publicación de su versión, fuerzan la prohibición de la publicación entera.

De esta forma, para sobrevivir a la guillotina y la tijera, en las redacciones de los diarios se acordó tácitamente que las llamadas de cortesía a la Zarzuela se debían hacer a partir de las 19.00 de los viernes, día en que los altos funcionarios ya preparan desde bien pronto su fin de semana. Esta es la razón de que las principales noticias sobre la realeza solo se publiquen en diarios y revistas durante el fin de semana.

Con tan estrecho margen, Casa Real apenas puede localizar a los editores durante la noche del viernes o el fin de semana y así los periodistas logran sortear la censura. Todo ello se rompió definitivamente con el viaje de Juan Carlos a Bostwana, que afloró su relación con la princesa Corinna, vínculo sentimental que estaba en conocimiento de todas las redacciones al menos tres meses antes, junto con su residencia permanente en El Pardo, de carácter oficial y remozada con gran lujo y con fondos públicos. La puntilla fue el estallido del “caso Urdangarin”, que enfangó también a numerosos políticos que sufragaron con dinero del contribuyente informes falsos, actos inútiles o flagrantes megalomanías del ya tristemente famoso “Instituto Noos”.

6a00d8341bf85353ef017ee92d4a67970d-200wiLa decidida y honrada actuación del juez Castro, como lo está siendo la de otros magistrados incorruptibles como Mercedes Alaya (“caso de los Ere”), Elpidio Silva (“caso Bankia” y “caso Blesa”) o antes los juecesGarzón y Gómez de Liaño, expulsados de la carrera, ha sido otro obstáculo a la tenaz y despiadada labor de la censura, que ha sido denunciada, entre otros, por políticos que la vieron de cerca y se atrevieron a contarlo, como Iñaki Anasagasti.

Pero en España los actos de simple honradez o cumplimiento del deber se convierten en heroicos: ahora intentan administrar justicia sin división de poderes que la garantice el juez Bermúdez (“Caso Caja de Ahorros del Mediterráneo”) o Josep María Pijuán (“Caso Cataluña Caixa”), con la imputación del ex ministro socialista Narcís SerraAdolf Todó y 52 miembros de esta caja de ahorros. Ese banco necesitó millonarias ayudas públicas para evitar la quiebra, al tiempo que sus directivos se autoimponían sueldos e indemnizaciones de escándalo.

Faltarían aún por dilucidar, entre otros muchos, las responsabilidades de José Luis Olivas, alias “El Ruina” (el mote figura en Wikipedia, que lo ha tomado del diario “El País”) y Domingo Parra (Bancaja), Juan Francisco García, alias “El Flaco”, y Juan Manuel Suárez del Toro (Caja Insular de Ahorros de Canarias), Josep Ibern y Jaume Botern (Caja Laietana), Jose Manuel Espinosa Herrero y Agustín González González, tambien imputado (Caja Avila), Manuel Escribano y Miguel Angel Sanchez Plaza y Atilano Soto Rábanos, alias “Milano” (Caja Segovia), Juan Antonio Fernandez Velilla y Fernando Beltrán, cuya investigación ha sido pedida numerosas veces tras sus nombramientos (Caja Rioja). Todos ellos fueron los que, junto a Miguel Blesa en connivencia con dirigentes de PP, PSOE, IU, CC.OO y UGT, crearon ese monstruo llamado Bankia. Y ahora un grupo de jueces ha reclamado en un vídeo instaurar la necesaria “división de poderes” para poder juzgarlos:


Mariano José de Larra solía contar que en España eran delictivas hasta las preguntas. Todo ello contrasta con la impunidad de los robos al erario público, el tráfico de influencias, las decisiones políticas con grave coste económico o social, la codicia y usura en los negocios, etc… Para consolidar el actual estado de cosas, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha establecido un nuevo régimen de conferencias de prensa sin preguntas y a través de una pantalla de plasma, algo que sus émulos en las administraciones autonómicas y locales se han aprestado a implantar. Los derechos de autor se deben remitir al nacionalista catalán Jordi Pujol y su célebre “No toca”, dos palabras con las que escondía sus (hoy se sabe ya) millonarios silencios:  “¿Adónde va usted. Sr. D. Fulano, si es que esta pregunta no le parece a usted inmoral?“, se quejaba con toda la ironía del mundo quien tenía que utilizar como pseudónimo “Fígaro” o “El pobrecito hablador”.

Hoy ocurre lo mismo que hace dos siglos y esta semana se han conocido en España cinco nuevos episodios de censura que, aunque de diferente calado, desvelan la profundidad y consecuencias de esta funesta manía de las élites españolas por coartar la libertad de expresión de quienes los mantienen en los cargos.

LOS CINCO ÚLTIMOS CASOS DE CENSURA EN ESPAÑA

J. L. Lobo
J. L. Lobo
1. El periodista José Luis Lobo, de “El Confidencial”, ha sido llevado al tribunal deontológico de la Asociación de la Prensa porque no se avino a publicar el enfoque con que Casa Real queria dirigir la noticia sobre la escasa paciencia del rey con sus enfermedades, que a juicio de los numerosos doctores que lo han tratado, lo convierten en un pésimo paciente.

La intolerancia e impaciencia del enfermo con sus convalecencias es conocida en toda la Villa y Corte y le ha llevado a querer viajar a la próxima cumbre iberoamericana en Panamá, pese al dictamen médico contrario. Esto provoca que sus lesiones óseas y musculares se reproduzcan una y otra vez, situación que el monarca solventa exigiendo el constante cambio de médicos. En fuentes cercanas al entorno sanitario del rey se afirma que Juan Carlos camina casi inexorablemente hacia una permanente silla de ruedas, porque no atiende las prescripciones de inmovilidad y descanso que toda lesión de cadera grave necesita, y el episodio contado por Lobo, que hizo la pertinente llamada telefónica a Javier Ayuso, jefe de Comunicación de la Casa Real, ha sido el último que lo confirma. Lo que no esperaba Lobo era que Ayuso devolviera su inicial cortesía con una denuncia a un tribunal deontológico. Haber publicado esta verdad ha sido considerado una afrenta por parte de Casa Real, que quiere forzar un juicio ético contra Lobo y su director del medio, Nacho Cardero.

Esperanza Oña (PP)
Esperanza Oña (PP)
2- Ellos no han sido los únicos paganos de las iras del poder contra la libertad de información y expresión. En Fuengirola, la alcaldesa Esperanza Oña (PP), ha prohibido 13 tipos de música en sus fiestas patronales: “funk, rap, reggaetón, electrónica, metal, alternativa, hip hop, reggae, heavy metal, country, punk, gótica o ritmos latinos en general”. Los ritmos eléctricos, sin embargo, no le son ajenos a esta alcaldesa, que “enchufó” a su hijo, Carlos Javier Oliveros Oña, como “diseñador gráfico” por 60.000 euros anuales en el vecino ayuntamiento de Torremolinos.

3- También un periodista de “El Heraldo de Aragón” con poder y falta de escrúpulos para ello manipuló la carta de la profesora Elvira González para silenciar su llamamiento a la huelga educativa y hacerla devota de la Virgen del Pilar.

Montse Suárez
Montse Suárez
4- Una tertuliana de televisión, la abogada Montse Suárez, también ha denunciado que el banco BBVA canceló sus servicios después de que se expresara críticamente contra la Casa Real e Iñaki Urdangarín:“son órdenes de esas que no se fundamentan ni se cuestionan, sino simplemente se ejecutan”.

5- También el conocido periodista Pepe Navarro ha denunciado que la editorial Planeta ha decidido cancelar la edición de su libro, pese a tener firmado un contrato para su publicación. El mismo día en que echaban a Navarro de Antena 3 tras el éxito de sus programas que popularizaron los nombres del río “Missisipi” o del “Pelícano”, la emisora hacía “Defensora del Espectador” a la periodista afiliada al PSOE durante la “transición”, Consuelo Alvarez de Toledo, esposa del también periodistaFederico Ysart, alto cargo del Banco de Santander. 

A Pepe Navarro le secaron el Missisipi
A Pepe Navarro le secaron el Missisipi
La editorial Planeta es propiedad del editor José Manuel Lara, propietario a su vez del diario conservador “La Razón”, el nacionalista catalán “Avui” y la cadena de televisión “Antena 3″. La tijera hacia el libro de Navarro contrasta con la generosidad con que el editor catalán ha contratado las memorias políticas de varios de los máximos responsables de la partitocracia española: José María Aznar, José Bono, Alfonso Guerra, Rodríguez Zapatero y Pedro Solbes. Los millonarios contratos no se entienden en el sector, ya que esos libros están siendo un auténtico fracaso de ventas, pero parece que la orden fuera llenar los plúteos de las librerías con obras de “política-basura” que llenen los huecos de los títulos censurados. Además de conseguir influencias y favores ajenos a la lectura.

El inmortal Mariano José de Larra, una de cuyas enseñanzas encabeza este “blog”, ya tuvo que refugiarse en el anonimato y huelgan explicar las razones de tan anómala situación en quien tiene por oficio la escritura. Así, parafraseando al ilustre escritor y adaptándolo a estos recios tiempos, hoy sigue vigente aquello de “si usted me lo permite buenos días; si usted me lo prohíbe, buenas noches”.

Fuentes:
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El papa insta a la Iglesia a despojarse de "la vanidad y la arrogancia

Desde el sacerdote más humilde hasta el propio pontífice de la Iglesia Católica, todos deben despojarse de "la vanidad, la arrogancia y el orgullo" y servir humildemente a los miembros más pobres de la sociedad, dijo el viernes el papa Francisco.
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El pontífice hizo estas declaraciones durante su visita a la ciudad italiana de Asis esta semana, informa el diario británico 'The Guardian'.

"Esta es una buena ocasión para invitar a la Iglesia a despojarse de lo mundano", señaló Mario Bergoglio en una de las estancias de la capilla de San Damián que marca el lugar donde San Francisco de Asís, siendo muy joven, se desnudó, renunció a su adinerada familia e inició un largo viaje al servicio de los pobres. 

"Hay un peligro que amenaza a todos en la Iglesia, a todos nosotros. Lo mundano nos lleva a la vanidad, a la arrogancia, al orgullo y estos son falsos ídolos [...]. Todos nosotros tenemos que despojarnos de esta mundanidad", denunció el papa.  
Lo mundano nos lleva a la vanidad, a la arrogancia, al orgullo y estos son falsos ídolos

En su intento por reformar la Iglesia y acercarla a los más pobres, el sumo pontífice, primer papa de nombre Francisco de la historia y el primero no europeo en 1.300 años, ha formado tres comités para que lo asesoren y ayuden a hacer del Vaticano una institución mucho más transparente, particularmente en lo referente a asuntos financieros. 

En este sentido, el papa manifestó que los conventos y monasterios católicos que están vacíos deberían abrirse para albergar a inmigrantes y refugiados, al tiempo que condenó un mundo "que no se preocupa por muchas personas que tienen que huir de la pobreza y el hambre [...], que huyen buscando libertad y que muchas veces encuentran la muerte, como sucedió ayer en Lampedusa".

Francisco se refería al hundimiento de un barco lleno de inmigrantes africanos frente a la isla italiana de Lampedusa, que, según algunas estimaciones, habría dejado unos 300 muertos. 


actualidad.rt.com
Texto completo en: http://actualidad.rt.com/sociedad/view/107567-papa-iglesia-mundanidad-asis-italia

Niños sirios: "¡Déjennos vivir en paz y seguridad!

Niños sirios se dirigieron a la comunidad internacional a través de la Embajada de Siria en Moscú para llamar atención contra la violación de los derechos de los niños sirios durante el conflicto y para condenar las campañas externas contra su país.
"Queremos decirle al Gobierno de EE.UU., que está llevando una campaña de mentiras contra Siria, contra su historia y su civilización, que ya basta de actos de intimidación contra nosotros, basta de matar a niños, basta de violar nuestros derechos y de convertirnos en refugiados, como lo hizo en Hiroshima, Vietnam, Afganistán e Irak. Su pasado, lleno de masacres, no nos detendrá. Siria es la cuna de la civilización y es la patria de todas las religiones", subraya en su mensaje la Oficina Regional Árabe de las juventudes del partido Al Baas.

Basta de actos de intimidación contra nosotros, basta de matar a niños  

En su declaración destacan que los niños constituyen casi la mitad de los afectados por la prolongada crisis, principalmente por el conflicto militar. "Debido a las hostilidades en curso, un gran número de niños sirios se han convertido en refugiados, muchos de ellos viven en campamentos organizados y mantenidos por el Gobierno en colaboración con las organizaciones internacionales", indica el comunicado.

El número de niños refugiados en países vecinos a causa de la guerra civil en Siria supera un millón, según los principales organismos humanitarios de la ONULos niños representan la mitad de los casi dos millones de refugiados sirios. La mayoría de ellos se encuentra en el Líbano, Jordania, Turquía, Irán y Egipto.

Los niños sufren la ocupación en todas sus formas, por no hablar de las enfermedades  


"Los niños sufren la ocupación en todas sus formas, por no hablar de las enfermedades y inflamaciones agudas de las vías respiratorias. Estos niños se vieron obligados a abandonar la escuela", dicen, y subrayan que en los países donde se refugiaron se les niega el acceso a los centros educativos. Más de dos millones de niños sirios de entre 6 y 15 años no asisten a la escuela, según los datos de UNICEF.

"Condenamos las campañas de incitación dirigidas contra nuestro país, rechazamos los ataques contra nuestro país, nuestro pueblo, nuestro líder, nuestro valiente Ejército, que desempeña un papel importante en la protección de nuestra seguridad", reza la carta, que termina con el llamado: "¡Déjennos vivir en paz y seguridad!"

Según datos del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, se estima que 7.000 niños han perdido la vida en el conflicto sirio.


actualidad.rt.com  

miércoles, 9 de octubre de 2013

Chomsky a RT: EE.UU. es un Estado unipartidista, del "partido de los negocios"

El destacado académico, lingüista y activista estadounidense Noam Chomsky asegura que los cambios en la arena política en EE.UU. han hecho que este país se convierta en unipartidista, donde gobierna "el partido de los negocios".


En diálogo con RT, Chomsky señaló que "ha habido cambios económicos significativos durante la última generación" y que uno de los efectos de estos cambios han sido básicamente "los programas neoliberales, que tienen el mismo funcionamiento en todo el mundo".

Según el académico, en el caso de EE.UU. estas políticas neoliberales "enfocan la riqueza hacia un estrecho sector, aumentan la desigualdad, lo que tiene un efecto inmediato en la política, en la democracia parlamentaria".

"A medida que el poder se concentra, el poder político hace lo propio, así que hoy por hoy las elecciones son prácticamente compradas. Es una plutocracia, no una democracia", agrega Chomsky.

"Ambos partidos se han desplazado hacia la derecha. EE.UU. es un Estado unipartidista, del partido de los negocios".


actualidad.rt.com  

El Consejo de Europa llama la atención al Gobierno por el "excesivo uso de la fuerza" en las protestas

El informe del Comisario Nils Muiznieks denuncia que en España las autoridades concurren en importantes violaciones de los derechos humanos, como torturas, racismo e impunidad policial
LUIS GIMÉNEZ SAN MIGUEL Madrid 

Uno de los heridos en la carga policial ocurrida el 25-S en la Plaza de Neptuno.

Uno de los heridos en la carga policial ocurrida el 25-S en la Plaza de Neptuno.ALBERTO MARTÍN (EFE)

La visita a España del comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa,Nils Muiznieks, ha servido para llamar la atención al Gobierno y reconocer, al nivel más alto de la UE, lo que muchos colectivos y víctimas llevan tiempo denunciando en España: que las autoridades recurren a un "uso excesivo de la fuerza" contra las manifestaciones ciudadanas, importantes violaciones de los derechos humanos como la tortura o el racismo institucional siguen siendo practicadas por funcionarios públicos y el Gobierno favorece la impunidad policial indultando a agentes condenados.
En su informe, publicado este miércoles, los funcionarios europeos dan unas recomendaciones muy claras de cara a impedir que en España los derechos humanos sigan siendo violados por parte de las autoridades: condenar "con firmeza y públicamente todos los casos de malos tratos y abusos cometidos por agentes del orden"; abolir la detención incomunicada, "donde más violaciones de los derechos humanos se producen"; combatir los comportamientos discriminatorios entre los miembros de la fuerza pública; adoptar, cuando antes, una clara regulación del uso de la fuerza por parte de los agentes antidisturbios en manifestaciones, especialmente el uso de las pelotas de goma, y que, en todo caso, los policías vayan identificados, como no ocurre en la actualidad.
"Los indultos en los casos relacionados con violaciones de derechos humano son motivo de grave preocupación"
La situación que se vive en las calles, así como en comisarías, prisiones y Centros de Internamiento para Extranjeros (CIEs), que ha recogido el Comisionado ha sorprendido a los enviados europeos. "La investigación indica un excesivo uso de la fuerza por parte de las agentes de seguridad en las manifestaciones contra la austeridad de 2011 y 2012, que sacaron a la luz violaciones de los derechos humanos que se cometían desde hace años", comienza relatando el documento en el apartado dedicado a esta cuestión. A continuación, ponen el acento en un aspecto que para ellos es condición necesaria para que todo esto pueda ocurrir: "la concesión de indultos por el Gobierno, incluso en los casos relacionados con graves violaciones de derechos humanos, tales como los indultos otorgados en noviembre de 2012 a cuatro agentes de Policía que había sido condenado por la tortura, ha sido motivo de grave preocupación para el Comisario".
Recuerdan cómo, desde 1991, el Comité para la Prevención de la Tortura (CPT) ha venido llamando la atención del problema de los malos tratos por parte de la Guardia Civil y la Policía Nacional en "casos de detención por sospecha de pertenencia o relación a grupos armados o terroristas", algo que desde colectivos vascos se ha denunciando durante años mientras todas las autoridades miraban para otro lado. En opinión del Comisionado, "la propia naturaleza de la incomunicación durante las detenciones favorece las violaciones de derechos humanos". Y también se hacen eco de otra denuncia del CPT desde hace largo tiempo: los interrogatorios a activistas, tanto en Euskadi como en el resto del Estado, los llevan a cabo agentes encapuchados. En cuatro casos se ha considerado que España había violado el artículo 3 del Comisionado Europeo de Derechos Humanos, debido a la falta de investigaciones efectivas sobre las denuncias de malos tratos cometidos en el contexto derégimen de incomunicación.
 

El documento también recuerda cómo, desde 2011, el número de manifestaciones contra las medidas de austeridad han crecido exponencialmente en España. En 2012 la Policía Nacional registró un total de cerca de 6.000 manifestaciones, un incremento del 50% respecto a 2011. Y también explican cómo las protestas han adquirido nuevas formas: ocupaciones de espacios públicos durante periodos prolongados, desobediencia civil para parar los desahucios, ocupación de edificios abandonados, escraches... Aunque reconocen que esto, sin duda, dificulta la actuación de la fuerza pública, el Comisionado se muestra rotundo a la hora de señalar que "es de vital importancia garantizar que las libertades de expresión y de reunión pacífica sean plenamente respetadas y protegidas".
Denuncian la "falta de normas claras sobre el uso de las nuevas armas de proyectiles"
Entre los episodios más negros del historial de la represión y la violación de derechos humanos en España en los últimos años sin duda están los casos de la manifestación del 15 de mayo de 2011 de Madrid, el desalojo de Plaça Catalunya que tuvo lugar días después y las cargas policiales contra la manifestación que rodeaba el Congreso de los Diputados el 25 de septiembre de 2012, donde, según ha recogido el Comisario, 25 de las 37 personas detenidas ese día presentaron quejas de malos tratos a manos de agentes de la Policía Nacional durante su detención. Y recuerdan que en Madrid, se han puesto 1117 multas administrativas a manifestantes que habían sido identificados por participar en protestas, 230 sólo entre enero y abril de 2012.
También hacen especial hincapié en el uso que hacen los agentes antidisturbios de lasbalas de goma para atacar a los manifestantes, puesto que "el uso de tales armas presenta un peligro claro como lo demuestra la muerte de una persona afectada por una bala de goma en Bilbao en abril 2012" y las tres personas que en Barcelona perdieron la visión de un ojo sólo en 2012. Y denuncian la "falta de normas claras sobre el uso de las nuevas armas de proyectiles". ¿Una forma fácil para que estos abusos dejen de ocurrir? Como han repetido muchos colectivos: que los agentes antidisturbios vayan identificados.

El falso discurso económico.

  rectorberzosa

En la economía no hay ni lo ha habido, consenso económico y, en consecuencia, tampoco existe acuerdo en las proposiciones que se hacen. Sin embargo, en algunas ocasiones, un mismo discurso económico da lugar a medidas de política económica diferentes. Un libro excelente que trata esta cuestión es el de René Passet Las grandes representaciones del mundo y la economía a lo largo de la historia (Clave intelectual,2012). Lo que se suele producir, no obstante, es la existencia de un periodo determinado de tiempo de un paradigma dominante, tanto en la teoría como en las recetas económicas que se recomiendan.

Al lado del paradigma dominante, que configura a la economía convencional, siempre existen pensadores discrepantes, heterodoxos, y autores que nadan contracorriente. El debate y la controversia se encuentran presentes en la ciencia económica y en la economía aplicada. El paradigma dominante cambia a lo largo del tiempo. Esto no solamente sucede en la economía  sino en las ciencias puras y experimentales tal como Kuhn lo analizó en La estructura de las revoluciones científicas  (Fondo de Cultura económica, 1971).
Leer texto completo de Carlos Berzosa, catedrático de Economía Aplicada y miembro del Consejo político de Izquierda Abierta, en El siglo de Europa.

El papel de los periodistas en las guerras de propaganda


bomba afganistanPatrick Cockburn
Znet/London Review of Books
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Las cuatro guerras libradas en Afganistán, Irak, Libia y Siria durante los últimos 12 años han involucrado todas intervenciones abiertas o encubiertas en países profundamente divididos. En cada caso la participación de Occidente exacerbó diferencias existentes y empujó a partes hostiles hacia la guerra civil. En cada país, toda o parte de la oposición ha sido de combatientes yihadistas de la línea dura. Sean cuales sean los verdaderos problemas en juego, las intervenciones se han presentado como primordialmente humanitarias, en apoyo a fuerzas populares opuestas a dictadores y Estados policiales. A pesar de aparentes éxitos militares, en ninguno de estos casos la oposición local y sus patrocinadores han logrado consolidar el poder y constituir Estados estables.
Más que la mayoría de las luchas armadas, los conflictos han sido guerras de propaganda en las cuales los periodistas de la prensa escrita, de la televisión y de la radio jugaron un papel central. En todas las guerras existe una diferencia entre las noticias presentadas y lo que sucedió realmente, pero durante esas cuatro campañas se ha dejado al mundo exterior con conceptos erróneos incluso sobre la identidad de los vencedores y los derrotados. En 2001, los informes sobre la guerra afgana dieron la impresión de se había derrotado decisivamente a los talibanes a pesar de que hubo muy pocos combates. En 2003 se propagó en Occidente la creencia de que se había aplastado a las fuerzas de Sadam Hussein cuando en realidad el ejército iraquí, incluyendo las unidades de elite de la Guardia Especial Republicana, habían sido simplemente desbandadas y devueltas a casa.
En Libia en 2011 los milicianos rebeldes, mostrados tan a menudo en la televisión disparando ametralladoras pesadas montadas en camionetas en la dirección general del enemigo, tuvieron solo un papel limitado en el derrocamiento de Muamar Gadafi que fue logrado sobre todo por los ataques aéreos de la OTAN. En Siria en 2011 y 2012 dirigentes y periodistas extranjeros predijeron repetida y vanamente la inminente derrota de Bacher el-Asad.
Estas suposiciones falsas explican el motivo por el cual ha habido tantas sorpresas y cambios de fortuna inesperados. Los talibanes volvieron a levantarse en 2006 porque no estaban derrotados tan exhaustivamente como imaginaba el resto del mundo. A finales de 2001 pude conducir –nervioso pero seguro– de Kabul a Kandahar, pero cuando traté de hacer el mismo viaje en 2011 no pude ir más lejos hacia el sur por la carretera principal que la última estación de policía en las afueras de Kabul. En Trípoli hace dos años los hoteles estaban totalmente repletos de periodistas cubriendo la caída de Gadafi y el triunfo de las milicias rebeldes. Pero la autoridad del Estado todavía no se ha restaurado. Este verano Libia casi ha dejado de exportar petróleo porque los principales puertos del Mediterráneo han sido ocupados por milicianos amotinados, y el primer ministro, Ali Zeidan, amenazó con bombardear “desde el aire y el mar” los buques cisterna que los milicianos utilizaban para vender petróleo en el mercado negro.
La caída de Libia en la anarquía fue apenas cubierta por los medios internacionales, que hace tiempo se habían ido a Siria y más recientemente a Egipto. Irak, donde hace pocos años había tantas oficinas de noticias extranjeras, también ha desaparecido del mapa mediático aunque mueren hasta 1.000 iraquíes al mes, la mayoría en atentados contra objetivos civiles. Cuando llovió unos días en enero en Bagdad el sistema de alcantarillado, supuestamente restaurado por un coste de 7.000 millones de dólares, no dio abasto; en muchas calles la gente se hundía hasta las rodillas en aguas sucias y residuales. En Siria muchos combatientes de la oposición que habían luchado por defender sus comunidades se convirtieron en bandidos con licencia y facinerosos cuando tomaron el poder en enclaves en manos rebeldes.
No es que los periodistas hayan sido incorrectos desde el punto de vista de los hechos en sus descripciones de lo que habían visto. Pero el propio término de “corresponsal de guerra”, aunque no es usado con frecuencia por los propios periodistas, ayuda a explicar lo que anduvo mal. Dejando de lado sus connotaciones machistas, da la impresión errónea de que la guerra se puede describir adecuadamente concentrándose en el combate militar. Pero las guerras irregulares o de guerrilla siempre son intensamente políticas, y ninguna más que los extraños conflictos intermitentes que ocurrieron después del 11-S. Esto no significa que lo que ocurrió en el campo de batalla haya sido insignificante, sino que requiere una interpretación. En 2003 la televisión mostró columnas de tanques iraquíes destruidos e incendiados después de los ataques aéreos de EE.UU. en la principal carretera del norte de Bagdad. Si no hubiera sido por el fondo desértico, los espectadores podrían haber estado viendo fotos del ejército alemán derrotado en Normandía en 1944. Pero yo subí a algunos de los tanques y pude ver que habían sido abandonados mucho antes de que los alcanzaran. Esto era importante porque mostraba que el ejército iraquí no estaba dispuesto a combatir y morir por Sadam. También era un indicador del probable futuro de la ocupación aliada. Los soldados iraquíes no se consideraban derrotados, esperaban mantener sus puestos en el Irak de después de Sadam y se enfurecieron cuando los estadounidenses disolvieron su ejército. Oficiales bien entrenados se unieron a la resistencia, con devastadoras consecuencias para las fuerzas ocupantes: un año después los estadounidenses controlaban solo islas de territorio en Irak.
La cobertura bélica es más fácil que otros tipos de periodismo en un aspecto porque el melodrama de los eventos impulsa la historia y atrae a una audiencia. Puede ser arriesgada a veces, pero el corresponsal que habla hacia la cámara, con obuses que estallan y vehículos militares incendiados como fondo, sabe que su informe será destacado en cualquier telediario. “Si sangra se destaca” es un antiguo adagio mediático estadounidense. El drama de la batalla domina inevitablemente las noticias, pero las simplifica demasiado al revelar solo parte de lo que sucede. Esas exageradas simplificaciones fueron más que usualmente burdas y engañosas en Afganistán e Irak, cuando se mezclaban con propaganda política y satanizaban a los talibanes y luego a Sadam como el diablo encarnado, presentando el conflicto –algo particularmente fácil en EE.UU. en la atmósfera histérica después del 11-S– como una lucha evidente entre el bien y el mal. Las catastróficas deficiencias de la oposición se ignoraron.
Al llegar 2011 la complejidad de los conflictos en Irak y Afganistán era evidente para los periodistas en Bagdad y Kabul si no necesariamente para los editores en Londres y Nueva York. Pero para entonces la cobertura de las guerras en Libia y Siria demostraba una forma diferente, aunque igualmente potente, de ingenuidad. Una versión del espíritu de 1968 prevalecía: repentinamente se dijo que los antagonismos anteriores a la Primavera Árabe estaban obsoletos; un mundo feliz se estaba creando a una velocidad vertiginosa. Los comentaristas sugirieron de modo optimista que, en la era de la televisión satelital e internet, las formas tradicionales de represión –censura, encarcelamiento, tortura, ejecución– ya no podían asegurar en el poder a un Estado policial¸ e incluso podían ser contraproducentes. El control estatal de la información y la comunicación había sido subvertido por blogs, teléfonos satelitales e incluso el teléfono móvil. YouTube suministraba los medios para denunciar del modo más gráfico e inmediato los crímenes y la violencia de las fuerzas de seguridad.
En marzo de 2011 los arrestos masivos y la tortura aplastaron fácilmente el movimiento pro democracia en Bahréin. Las innovaciones en la tecnología de la información podrán haber cambiado marginalmente las probabilidades a favor de la oposición, pero no lo suficiente para impedir la contrarrevolución, como demostró el golpe militar del 3 de julio en Egipto. El éxito inicial de las manifestaciones callejeras llevaron al exceso de confianza y a la excesiva dependencia de la acción espontánea; la necesidad de dirigencia, organización, unidad y políticas que representaran más que una vaga agenda humanitaria, todo eso se ignoró. La historia –incluidas las historias de sus propios países– no tuvo nada que enseñar a esta generación de radicales y aspirantes a revolucionarios. No aprendieron las enseñanzas de lo que ocurrió en Egipto cuando Nasser tomó el poder en 1952 y no preguntaron si los levantamientos árabes de 2011 podrían tener paralelos con las revoluciones europeas de 1848, cuando las victorias fáciles fueron rápidamente revertidas. Muchos miembros de la intelectualidad en Libia y Siria parecían vivir y pensar dentro de la cámara de resonancia de Internet y tenían pocos pensamientos prácticos sobre el camino hacia adelante.
La convicción de que un gobierno tóxico es la raíz de todo mal es la posición pública de la mayoría de las oposiciones, pero es dañino confiar en la propia propaganda. La oposición iraquí creía genuinamente que los problemas sectarios y étnicos de Irak provenían de Sadam y que una vez que desapareciera todo iría bien. La oposición en Libia y Siria creía que los regímenes de Gadafi y Asad eran tan manifiestamente malos que era contrarrevolucionario cuestionar si lo que vendría después de ellos sería mucho mejor. Los periodistas extranjeros han compartido en general esas opiniones. Mencioné algunos defectos de los milicianos libios a una periodista occidental y respondió con reprobación: “Solo recuerde quiénes son los buenos”. Podrán haber sido los buenos pero había algo inquietante respecto a la facilidad con la cual aseguraban lugares favorables a los medios, sea en la Plaza Tahrir o en la línea del frente en Libia. Los manifestantes de Bengasi alzaban letreros escritos en perfecto inglés, que en su mayoría ni siquiera podían leer ellos mismos, para el bien de los televidentes. En Ajdabiya, a dos horas de la principal carretera costera al sur de Bengasi, los periodistas extranjeros a menudo excedían en número a los combatientes de la oposición, y los camarógrafos tenían que maniobrar a sus corresponsales para que no fueran demasiado evidentes para la audiencia. El principal peligro allí era ser atropellado por una camioneta portando una ametralladora pesada: los conductores frecuentemente entraban en pánico cuando un obús estallaba a la distancia. Los milicianos libios eran efectivos cuando combatían por sus propias ciudades y pueblos, pero sin una protección aérea no habrían resistido mas de unas semanas. La concentración mediática en pintorescas escaramuzas distraía la atención del hecho central de que Gadafi fue derrocado por la intervención militar de EE.UU., Gran Bretaña y Francia.
No hay nada sorprendente en todo esto. Las apariciones públicas de los dirigentes occidentales con niños sonrientes o soldados que vitorean son invariablemente ideadas para mostrarlos ante los televidentes bajo una luz simpática. ¿Por qué no deberían tener los rebeldes árabes las mismas habilidades de relaciones públicas? El problema era la forma en que los corresponsales de guerra aceptaron con tanta rapidez y publicitaron las historias de las atrocidad de la oposición. En Libia una de las historias más influentes describió la violación en masa de mujeres en áreas rebeldes por las tropas gubernamentales actuando por orden desde arriba. Una psicóloga libia afirmó que había distribuido 70.000 cuestionarios en áreas controladas por los rebeldes, de los cuales se devolvieron 60.000. Unas 259 mujeres declararon que las habían violado; la psicóloga dijo que había entrevistado a 140. El hecho de que se pudieran recoger unas estadísticas tan precisas en la anarquía de Libia oriental era imposible, pero su historia se repitió sin ninguna crítica y contribuyó considerablemente a convertir a Gadafi en un paria. Informes de Amnistía Internacional, Human Rights Watch y de una comisión de la ONU diciendo que no existía evidencia de esa historia generalmente se ignoraron. Parece que fue un truco propagandístico altamente exitoso. En otra ocasión, los rebeldes mostraron los cuerpos de ocho soldados del gobierno; afirmaron que los hombres habían sido ejecutados por los suyos por tratar de desertar hacia la oposición. Más adelante, Amnistía descubrió un vídeo que mostraba a los ocho hombres vivos después de capturados por los rebeldes: evidentemente, habían sido asesinados poco después y se culpó a las fuerzas de Gadafi de esas muertes.
Los ingredientes esenciales de una buena historia de atrocidades son que debieran ser horripilantes y no refutables de inmediato. En 1990 se informó ampliamente que los soldados iraquíes invasores arrojaron de las incubadoras del hospital a los bebés y los dejaron abandonados en el suelo para que murieran. Inmensamente influyente entonces, la historia solo se desacreditó cuando resultó que la persona que afirmaba que lo había presenciado resultó que era hija del embajador kuwaití en Washington; no había estado en el hospital en aquellos días. Los periodistas podrán tener sus sospechas pero pocas veces pueden negar historias semejantes directamente. También saben que a los editores de noticias no les gusta que les digan que una noticia vívida, que sin duda será utilizada por sus competidores, sea probablemente falsa. Es fácil culpar a la “neblina de guerra” y es verdad que los combates involucran eventos confusos y acelerados, informes que no pueden comprobarse. Todos en una guerra tienen motivos importantes para dstorsionar sus logros y fracasos y usualmente es difícil refutar sus afirmaciones. No es nada nuevo. “¿Se le ocurrió alguna vez, señor, las oportunidades que ofrece un campo de batalla a los mentirosos?” dijo una vez el general confederado Stonewall Jackson a un asistente.
Ciertamente es peligroso quedarse demasiado tiempo para establecer lo que sucede en realidad cuando los combatientes se disparan unos a otros. En Siria, en junio, estaba entrevistando al gobernador de Homs, cuando inesperadamente afirmó que el ejército sirio había tomado una localidad en la frontera libanesa llamada Tal Kalakh previamente controlada por la oposición. Sugirió que fuera a verlo con mis propios ojos. La oposición decía que todavía había feroces combates y Al Jazeera informó de que surgía humo de la ciudad. Pasé tres horas conduciendo por Tal Kalakh, que ciertamente estaba bajo pleno control gubernamental, y no escuché un solo tiro ni olí o vi humo. Parte de la ciudad había sido fuertemente dañada por la artillería y las calles estaban vacías, aunque un simpatizante del gobierno afirmó que se debía a que “la gente está durmiendo siesta”.
Mientras estaba en Damasco me quedé en el distrito cristiano de Bab Touma, en el que caían obuses de mortero disparados desde distritos controlados por los rebeldes. Un amigo me llamó para decirme que cuatro personas habían muerto en un ataque suicida a algunos cientos de metros de distancia. Fui inmediatamente al lugar y vi un cuerpo bajo una sábana blanca; al otro lado de la calle había un pequeño cráter que parecía causado por la explosión de un proyectil de mortero. La televisión estatal siria afirmó continuamente que el muerto era un atacante suicida que había atentado contra una iglesia cristiana; incluso dieron su nombre. Por una vez fue posible saber exactamente lo que había sucedido: las secuencias de televisión de circuito cerrado filmadas desde la calle mostraron la caída de una bomba de mortero delineada por un instante contra la camisa blanca de un peatón. Murió al instante y le identificaron erróneamente como el atacante. La televisión siria pidió disculpas posteriormente por su error.
En cada uno de estos casos el sesgo político y el simple error se combinaron para producir una versión engañosa de los eventos, pero tuvo poco que ver con la “niebla de la guerra”. Todo lo que establece realmente es que no existe alternativa al reportaje de primera mano. Los periodistas admiten pocas veces enteramente en su interior o ante otros el grado en el que se basan en fuentes secundarias o interesadas. El problema es complicado porque gente atrapada en eventos de valor noticioso a veces se convence de que sabe más de lo que sabe realmente. Los sobrevivientes de atentados suicidas en Bagdad me describían detalladamente la expresión facial del atacante momentos antes de que detonara sus explosivos olvidando que si hubieran estado tan cerca estarían muertos. Los mejores testigos eran niños que vendían cigarrillos, que siempre estaban en busca de clientes.
En realidad, la guerra no es mucho más nebulosa que la paz, a veces menos. Los eventos serios son difíciles de ocultar porque los afectados son miles –soldados, guerrilleros y civiles– y una vez que los combates han comenzado las autoridades se vuelven cada vez menos capaces de controlar e impedir los movimientos de un periodista emprendedor. Se hace difícil guardar los secretos sobre quién controla qué territorio y quién gana o pierde. Se hace fácil encontrar informantes. En tiempos de peligro, sea en Belfast, Basora o Damasco, la gente llega a ser intensamente consciente de cualquier amenaza potencial en su vecindario: puede ser tan pequeña como una nueva cara o la llegada de una unidad militar. Un gobierno o un ejército pueden tratar de mantener el secreto prohibiendo la presencia de periodistas pero pagarán el precio a medida que el vacío de noticias se compensa con información suministrada por sus enemigos. El gobierno sirio se infligió una desventaja política al negar visas a la mayoría de los periodistas extranjeros, una política que solo recientemente comienza a revertir.
A medida que el peligro comenzó en Irak después de 2003, se propagó un rumor de que los periodistas extranjeros no eran realmente testigos presenciales porque los habían reducido a “periodismo de hotel”, ya que nunca abandonaban tres o cuatro hoteles bien fortificados. Eso nunca fue verdad, aparte de que esos hoteles eran repetidamente objeto de ataques suicidas. Los periodistas que temían abandonar su hotel tomaban la sensata precaución de no ir a Bagdad para comenzar. Solían pensar que lo más probable era que a los periodistas inexpertos los mataran o los secuestraran cuando trataban de ganar reputación tomando riesgos excesivos. Pero los corresponsales de guerra que conocía mejor y que murieron, como David Blundy en El Salvador en 1989 y Marie Colvin en Siria en 2012, eran muy experimentados. Su único error fue ir a sitios peligrosos con tanta frecuencia que existía una gran probabilidad de que un día fueran alcanzados por una bala o una bomba.
Las confusas guerras de guerrilla y los esporádicos bombardeos de artillería en guerras sin claras líneas de frente son particularmente peligrosos. En 2004, los milicianos chiíes que habían sido afectados por combates con marines estadounidenses ese mismo día casi me mataron fuera de Kufa en el Éufrates. Al sospechar de la toca local que llevaba puesta, medio decidieron que era un espía. Pero me había puesto la toca como un disfraz básico, con el fin de viajar por aldeas en manos suníes en la carretera entre Kufa y Bagdad.
La idea de que los periodistas extranjeros solo se esconden en sus hoteles en Damasco, Bagdad o Kabul es absurda. Una acusación más sustantiva es que escriben demasiado sobre tiroteos y escaramuzas, los fuegos artificiales de la guerra, mientras descuidan el cuadro más amplio que podría determinar el resultado. “Mi periódico no hace lo que llama ‘periodismo bang-bang’” me dijo por lo alto un corresponsal, explicando por qué ninguno de sus colegas estaba cubriendo de primera mano los combates en Siria. Pero el “bang-bang” importa: la guerra puede no ser explicable sin la política, pero la política no se puede comprender sin la guerra. Al principio de la ocupación de Irak fui a la central eléctrica al-Dohra en Bagdad después de que un soldado estadounidense fue asesinado allí a tiros allí y otro herido. Fue el pequeño cambio de una incipiente guerra de guerrillas, pero la aprobación de la gente del lugar mientras estaba junto a la charca de sangre seca sobre el pavimento era significativa. “Somos muy pobres pero celebraremos cocinando un pollo”, dijo un hombre. “Si Dios quiere, habrá más acciones parecidas”.
El hecho de estar empotrados con los ejércitos estadounidense y británico tuvo la desventaja de que los periodistas terminaron teniendo las mismas experiencias que los soldados y pensando de la misma manera. Es difícil no asociarse con personas importantes para la propia seguridad y con las cuales uno comparte peligros comunes. A los ejércitos les gusta el sistema de empotramiento en parte porque pueden favorecer a periodistas simpatizantes y excluir a los más críticos. Para los periodistas, a pesar de su intuición, significa a menudo perder partes cruciales de una guerra, ya que un comandante guerrillero experto atacará naturalmente cada vez que las fuerzas enemigas están ausentes o sean débiles. Cualquiera que esté empotrado con el ejército tenderá a estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. En 2004, cuando los marines de EE.UU. atacaron la ciudad de Faluya, matando a muchos insurgentes, iban acompañados por la mayor parte del cuerpo de prensa de Bagdad. Fue una victoria famosa y muy publicitada, pero lo que los medios ignoraron en gran parte entonces, fue el contraataque insurgente: la captura de la ciudad mucho más grande de Mosul en el norte de Irak, de la cual se habían retirado los soldados estadounidenses.
El cambio más siniestro en la forma de percibir la guerra proviene de lo que hace dos años parecía ser un desarrollo totalmente positivo. La televisión satelital y el uso de información suministrada por YouTube, los blogueros y los medios sociales se presentaron como innovaciones liberadoras. El monopolio de la información impuesto por Estados policiales de Siria a Egipto y de Bahréin a Túnez se había roto. Pero como ha demostrado el curso del levantamiento en Siria, la televisión satelital e internet también esparcen propaganda y odio. Las historias fraudulentas de atrocidades tienen efectos sobre una guerra: un miliciano sirio que cree que los soldados del gobierno contra los que combate tienen órdenes de violar a su mujer y a sus hijas no va a tomar muchos prisioneros.
La situación ha empeorado desde Libia. La “guerra de YouTube” que muestra atrocidades de ambas partes ha ido más allá que la verdadera guerra en Siria como una influencia sobre partidarios de los rebeldes y del gobierno. Canales satelitales como Al-Jazeera dependen de esos clips de propaganda. Muchas de las atrocidades son reales. Los rebeldes pueden ver filmes de fosas comunes de gente muerta por gas tóxico o de niños retorciéndose de dolor por quemaduras de napalm. En partes de Damasco en manos del gobierno la gente ya no sale por la noche, sino que se sienta en casa a mirar secuencias de soldados del gobierno que son decapitados o de sacerdotes cristianos y soldados alauitas a los que les cortan la garganta. Gran parte de esas secuencias son reales, pero no todas. Un corresponsal en el sudeste de Turquía visitó recientemente un campo de refugiados sirio donde encontró a niños de diez años mirando un clip de YouTube en el que ejecutan a dos hombres con una motosierra. El comentario afirmaba que las víctimas eran suníes sirios y los asesinos alauitas: en realidad la película era mexicana y los asesinatos habían sido realizados por un capo de la droga para intimidar a sus rivales.
La dieta de películas snuff ayuda a explicar la ferocidad del conflicto en Siria y el grado de odio y terror de ambas partes. También explica por qué las dos partes tienen tantas dificultades para hablar entre ellas. ¿Cómo habrían reaccionado soldados de la Unión en la Guerra Civil Estadounidense, si hubieran visto repetidamente filmes de comandantes confederados abriendo el cuerpo de un soldado muerto del ejército de la Unión para comerse su corazón?
Fuente original: London Review of Books
Patrick Cockburn es autor de Muqtada: Muqtada Al-Sadr, the Shia Revival, and the Struggle for Iraq.