La educación como herramienta eficaz para acabar con 168 millones de niños trabajadores en el planeta constituye un desafío para las 150 naciones que ratificaron su compromiso con la abolición de las diversas formas de empleo de la infancia.
Tal decisión fue fijada por los representantes de esas naciones participantes en esta capital de la III Conferencia mundial sobre el Trabajo Infantil, en la cual se reflejo el largo camino que queda por recorrer para lograr acabar con el empleo de mano de obra de la niñez.
En este encuentro se aprobó la Declaración de Brasilia, la cual revalida la voluntad de eliminar las peores formas de trabajo de infantes hasta 2016, reconocidas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), como son la esclavitud, la servidumbre, el trabajo forzoso y sexual.
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