En el año 2003 el CNI ( centro nacional de inteligencia española ) fue
alertado por primera vez de que los narcotraficantes colombianos habían
llegado a un acuerdo con sus homólogos marroquíes para aprovechar las
consolidadas redes de tráfico de hachís para introducir cocaína en
España. Esas fuentes alertaron incluso de la proximidad de miembros del
majzén (en entorno de la casa real marroquí) a esta operación.
Sorprendentemente, el CNI explicó que entre sus funciones no se
encontraba la lucha contra el narcotráfico, a pesar de que una táctica
de la guerra de baja cota es precisamente debilitar la sociedad del
enemigo impulsando el consumo de drogas.
Con el tiempo, aquellas primeras informaciones recibidas
por el CNI se han ido confirmando: en 2010 Interpol informó a los
cuerpos de seguridad marroquíes de la inminente llegada a las aguas del
Sáhara Occidental de grandes cantidades de cocaína colombiana en barcos
pesqueros cuyos dueños son generales marroquíes y sus familias. A raíz
de la presión internacional, las autoridades marroquíes se vieron
obligadas a aprehender considerables cantidades de cocaína que estaban
guardadas en un barco propiedad de un general marroquí de alto rango,
apenas una mínima parte de la que había ido llegando a este país
magrebí.
El periodista español Pedro Canales, afirmó que este asunto
está relacionado con importantes generales del ejército marroquí como
el General Abdelaziz Banani, Inspector General de las Fuerzas Armadas de
la monarquía marroquí, el general Hassni Bensleiman, Director de la
Gendarmería marroquí y el general Abdel-Hag Gadiri, ex-director de la
Seguridad Marroquí y uno de los consejeros más consultados por el rey
Mohamed VI.
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