La Policía turca ha reprimido a los
manifestantes que se habían congregado en la ciudad de Estambul para
solidarizarse con los kurdos de la ciudad de Cizre, en el sureste del
país euroasiático.
Los agentes turcos han utilizado este
domingo cañones de agua para dispersar a los indignados que protestaban
contra la decisión del gobernador de la provincia de Sirnak, de la que
forma parte Cizre, para ampliar por tiempo indeterminado el toque de
queda en esta ciudad.
“El municipio de Cizre ha prohibido a la
gente a salir a la calle, hasta nueva orden, a partir de las 19.00 hora
local (16.00 GMT) del domingo 13 de septiembre”, ha dicho el gobernador
de Sirnak en un comunicado.
En la nota se alega que la medida busca
“proteger la vida y los bienes de los ciudadanos y arrestar a los
miembros de la organización terrorista separatista”, en referencia al
Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK).
La ciudad estuvo bajo toque de queda
durante una semana hasta el viernes pasado debido a los combates entre
el Ejército turco y los miembros del PKK.
Turquía está viviendo una caótica
situación desde hace meses, cuando un atentado suicida atribuido por
Ankara al grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) apuntó contra un mitin
kurdo en la ciudad fronteriza de Suruç que dejó 32 muertos y más de 100
heridos. El PKK acusó al Gobierno de Ankara de apoyar y facilitar que
ejecutara el ataque, razón por la que tiroteó y abatió a dos agentes
policiales en la ciudad de Ceylanpinar, en el sureste del país y también
cerca de la frontera con Siria.
Desde entonces, las fuerzas turcas llevan
a cabo operaciones tanto militares como aéreas contra las posiciones de
los miembros del PKK en el suroeste de Turquía y norte del vecino Irak.
Las operaciones turcas han provocado duras críticas tanto de la población turca como de los Gobiernos iraquí y sirio.
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