Por Pedro M. Otero Cabañas
África es el continente de mayores índices de miseria. Ese inmenso territorio incluye a los países que figuran entre los más pobres del mundo, pese a contar con colosales riquezas naturales. O quizás, por esa misma causa.
Las naciones africanas fueron y siguen siendo objeto de una explotación despiadada. Durante siglos, todas las potencias europeas medraron a costa de la riqueza de África, de la que extrajeron oro, petróleo, gas, carbón, otros valiosos minerales y la mano de obra negra que llevaron a América.
La situación no ha variado mucho desde aquellos tiempos de espada, picas y cadenas. Y como se sabe, la pobreza siempre se acompaña de la ignorancia y las enfermedades, hoy presentes en más de las 3 /4 partes de los mil millones de personas que viven en los 55 países de la geografía africana.
No sé si el conocido periodista polaco Ryszard Kapucinski bromeaba cuando escribió que salvo por el nombre geográfico, África no existía. La frase puede resultar un tanto ambigua, pero confirma una tendencia: para el llamado Mundo Occidental ese continente sigue siendo una fuente de materia prima y un paisaje en los libros de geografía.
Seguir leyendo: radiohc.cu
África es el continente de mayores índices de miseria. Ese inmenso territorio incluye a los países que figuran entre los más pobres del mundo, pese a contar con colosales riquezas naturales. O quizás, por esa misma causa.
Las naciones africanas fueron y siguen siendo objeto de una explotación despiadada. Durante siglos, todas las potencias europeas medraron a costa de la riqueza de África, de la que extrajeron oro, petróleo, gas, carbón, otros valiosos minerales y la mano de obra negra que llevaron a América.
La situación no ha variado mucho desde aquellos tiempos de espada, picas y cadenas. Y como se sabe, la pobreza siempre se acompaña de la ignorancia y las enfermedades, hoy presentes en más de las 3 /4 partes de los mil millones de personas que viven en los 55 países de la geografía africana.
No sé si el conocido periodista polaco Ryszard Kapucinski bromeaba cuando escribió que salvo por el nombre geográfico, África no existía. La frase puede resultar un tanto ambigua, pero confirma una tendencia: para el llamado Mundo Occidental ese continente sigue siendo una fuente de materia prima y un paisaje en los libros de geografía.
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