Por Luz Sela
Podemos apura sus cartuchos para reactivar la conexión con sus bases y levantar unas encuestas que desde hace meses reflejan el progresivo agotamiento del partido. La formación, que hizo de la participación ciudadana su principal ADN, ha puesto en marcha un proceso de construcción colectiva para elaborar el programa que permite a las bases elevar y […]
Podemos apura sus cartuchos para reactivar la conexión con sus bases y levantar unas encuestas que desde hace meses reflejan el progresivo agotamiento del partido. La formación, que hizo de la participación ciudadana su principal ADN, ha puesto en marcha un proceso de construcción colectiva para elaborar el programa que permite a las bases elevar y discutir sus propuestas para que, finalmente, sean incorporadas con vistas a las generales.
El proceso pretende enfriar los ánimos de unos simpatizantes que, desde hace meses, han arreciado sus críticas hacia el centralismo de la cúpula y cuyo malestar se hizo especialmente patente durante los procesos de primarias, primero, para elegir a los representantes territoriales y, el último, para configurar la lista con la que concurrir a los comicios.
Los procesos, que establecían la posibilidad de votar por el mecanismo de ‘lista plancha’-una fórmula que permite elegir con un sólo ‘click’ a equipos completos- agravaron unas fracturas patentes ya entre los dos modelos de entender el partido: el representado por Iglesias, asociado a una organización vertical de la formación con menos margen para las bases, y el del sector crítico en su día liderado el ahora secretario general de Aragón, Pablo Echenique, vinculado a la esencia original y con un carácter más asambleario.
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