Se dispara la llegada de refugiados a través de la frontera Hungría-Austria: más de 21.000 este fin de semana
Los voluntarios se enfrentan a una detención por tráfico de personas, con penas de prisión en Austria aunque no se cobre el traslado
"En Hungría las penas son de entre 10 y 15 años, pero es una situación de emergencia humanitaria", dice uno de los voluntarios
Sana y su familia –su marido y sus padres, sirios- se han bajado del coche de dos voluntarios austríacos que les han recogido junto a una gasolinera de Györ (Hungría) para cambiar de vehículo. Les han encontrado caminando junto a una carretera y van a ir a Viena en el coche de otros dos jóvenes que se han ofrecido a llevarles. "Vamos, tenemos que salir rápido. Aquí no podemos estar mucho tiempo", les apremia Peter, uno de los voluntarios. Temen problemas con la policía, que podría acusarles de traficar con personas. Sana se demora en agradecimientos sin fin a los dos chicos que les han recogido. "Estoy enferma", explica a eldiario.es apresuradamente antes de subir al coche. "Tengo que llegar a Alemania, donde está el resto de mi familia".
Desde el pasado 6 de septiembre, decenas de vehículos circulan algo más lentos por la autopista M-1 que une Budapest con Viena y por las carreteras secundarias alrededor de la frontera. No van de paseo; van buscando refugiados. Muchos de los refugiados llegan a Györ huyendo del campo de Röszke, en la frontera con Serbia. Desde Györ les trasladan a Viena, donde muchas familias de sirios, iraquíes y afganos toman un tren hacia Alemania para salir de Hungría cueste lo que cueste.
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