Cuando conoció la sentencia del Tribunal Militar que le juzga en Marruecos, decidió pedir asilo político en España. El pasado enero, la policía le llamó para comunicarle que le denegaba la solicitud de asilo y que tenía 15 días para abandonar el país. O recurría o vería el resto de sus días en prisión. La lógica y la Justicia se aliaron, y ahora su caso se halla en la Audiencia Nacional a la espera de resolución. Él tiene claro que está dispuesto a llevarlo, si hace falta, “hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos”.
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