Entrevista a Chico Carneiro y Roger Pires, integrantes de la Articulación Nacional de los Comités Populares de la Copa
Adital
Desde el anuncio realizado el 30 de octubre de 2007 de que Brasil sería la próxima sede de los juegos de la Copa del Mundo de Fútbol de 2014, comenzaron muchas inversiones y obras para dejar las capitales a la altura de recibir a los miles de turistas que visitarán el país en la ocasión. Casi seis años después y faltando sólo ocho meses para el comienzo de la competencia mundial de fútbol, los Comités Populares de la Copa, esparcidos por las 12 ciudades sede de los juegos, cuestionan la prioridad de políticas públicas del gobierno frente a las altas inversiones con las obras para el evento mundial deportivo.
En entrevista con ADITAL, los representantes de los Comités Populares del Distrito Federal Chico Carneiro y, de Fortaleza, Roger Pires, que integran la Articulación Nacional de los Comités Populares de la Copa (Ancop), hablan sobre las violaciones de derechos que se han producido como consecuencia de las obras de la Copa, sobre las manifestaciones de junio y sobre la preparación de los movimientos populares para el gran evento deportivo.
ADITAL: En relación con las manifestaciones de junio, en el contexto de la Copa de las Confederaciones, ¿como está el trabajo de ustedes en este momento?
Chico Carneiro: Bueno, las movilizaciones continuarán con otro formato. Los Comités continúan apoyando todo tipo de movilización, pero continúan en el trabajo de enfrentamiento a los impactos de la Copa, que sí son permanentes, no cesaron. Entonces, en varias ciudades hay impactos diferentes, seguimos dialogando con el pueblo, transmitiendo información, cuestionando al Estado desde diferentes frentes, presentando proyectos en relación con las más diversas violaciones a los derechos humanos que la Copa viene trayendo a la población brasilera. Por otro lado, también estamos preparándonos ya para la Copa del Mundo, en el sentido de promover más articulaciones entre los afectados por la Copa y de continuar con la campaña "¿La Copa para quién?”, que es el nombre que se utilizó durante la Copa de las Confederaciones y que queremos que se fortalezca como un gran movimiento pensando más hacia adelante.
A: Una de las cuestiones más criticadas y que más ha afectado a las personas son las remociones de las viviendas. ¿Ésta es realmente la cuestión principal o existe alguna otra que haya preocupado más?
Roger Pires: Creo que es la principal, pues en la mayoría de las sedes eso está ocurriendo y de una manera desgraciadamente parecida. Entonces, este proceso ha sido muy desordenado, hay muchas violaciones a los derechos involucradas en el medio. Tenemos que contar con el auxilio y el trabajo de abogados populares y de grupos e instituciones que puedan de alguna forma participar de este proceso. Y si no hubiera habido grupos así, habría ya muchas familias removidas hacia lugares, generalmente distantes de donde viven. En Fortaleza, por ejemplo, ésta es la cuestión principal. Cerca de 5 mil familias van a ser removidas, así como en San Pablo, Río de Janeiro, Porto Alegre (Río Grande do Sul). Ahora, hay ciudades en las que éste no es el principal foco, como aquí mismo, en el Distrito Federal, en Manaus (Amazonas) y algunos otros lugares que tienen otros problemas. Pero el de las remociones es el que ha sido más grave y que ha afectado a un mayor número cuantitativo de manera directa.
A: ¿Hay algún ejemplo directo?
RP: Hay, en Fortaleza incluso, hay una comunidad que fue totalmente retirada en la primera estación [del Vehículo Liviano sobre Rieles – VLT (sigla en portugués)]. Allí en Parangaba, que es el Camino de las Flores. Y ahí cada familia tiene un caso de negociación que dependía del tamaño de la casa. Algunos ya acordaron, algunos ya fueron removidos, otros consiguieron quedarse a través de la resistencia.
CC: Aquí en el Distrito Federal hay cerca de 500 familias amenazadas, en virtud del apuro con que el gobierno del Distrito Federal quiere resolver la cuestión del relleno sanitario, que es un gran basural a cielo abierto. Ellos dicen que quieren mostrar al mundo que Brasilia no tiene problemas con la basura; entonces, para hacer las cosas rápidamente, necesitan remover a 500 familias. Y ahí trabajamos con esto como una población amenazada en virtud de las obras de la Copa. Hay otra cuestión indirecta; que quien destruyó y construyó el estadio Mané Garrincha es la Terracapo, la agencia gestora de las tierras públicas del Distrito Federal. Y en un estadio en que se invirtieron 1.800 millones de reales, la empresa al poco tiempo comenzó a tener problemas de caja para solventar la obra y tuvo que vender varios terrenos. Entonces, en los últimos ocho meses, hizo seis remates de terrenos, cada uno de aproximadamente 100 a 120 lotes en el Distrito Federal, para recaudar dinero para invertir en el estadio. Eran terrenos que podrían ser usados para vivienda pública; hay una demanda de 300 mil familias registradas en el programa de vivienda, que no están siendo atendidas porque el terreno está siendo destinado para especulación inmobiliaria. Entonces no hubo una remoción, pero existe un problema directamente vinculado con la prioridad de la Copa del Mundo.
A: ¿Existe una articulación entre los Comités de cada Estado en relación con una pauta común, como la remoción?
RP: En las reuniones y en los encuentros de la Ancop, las remociones han sido siempre uno de los problemas más graves que han aparecido, a pesar de que siempre hemos discutido con los otros. Pero existen también otros movimientos específicos de viviendas que se juntan en encuentros con los Comités para discutir las remociones.
A: ¿Independientes de la Copa?
RP: Sí, pero realmente la Copa terminó explotando en esta cuestión de las remociones. Allí pueden percibirse, en varios puntos de varias ciudades, regiones que estaban ahí desde hace varios años paradas e inclusive con algunas perspectivas de mejoras en las cuestiones de viviendas y que entraron en esos proyectos de la Copa para ser removidas.
A: ¿Cómo evaluaron ustedes todas estas manifestaciones?
RP: La Copa de las Confederaciones fue el principal gancho para esas manifestaciones. En Fortaleza, la primera y mayor manifestación se realizó durante la Copa de las Confederaciones, en las afueras del Estadio (Castelão). En los juegos que tuvieron lugar en Fortaleza, hubo manifestación. Entonces, la Copa fue una "tapa en la cara” de la población, realmente. Yo creo que mucha gente no aguantó esa tapa y fue hacia allá también, cerca del estadio, para hacer sus reivindicaciones. Prevemos de alguna forma que en la Copa del Mundo (en 2014) las personas ya saben que va a haber algo parecido porque son más juegos, más ciudades, más turistas, más prensa. Entonces, todo va a ser todavía más candente.
A: Con la previa de las manifestaciones y, principalmente, de la represión en junio, durante la Copa de las Confederaciones, ¿cómo pretenden ustedes lidiar con eso, ya que la Copa del Mundo va a ser algo mucho mayor?
CC: Creo que, primero, las movilizaciones están muy arriba en los Comités, y eso es muy bueno. Previmos eso, se intentó organizar lo que se llamó "Jornada de Junio: ¿Copa para quién?”, pero las movilizaciones fueron mucho mayores. Los Comités estaban contribuyendo con todas ellas, pero, felizmente, la protagonista fue de hecho la población. Entonces, hay muchos además de nosotros. Queremos continuar denunciando a los aparatos de represión, ayudando a las ciudades a organizar su lucha, pero sabemos que mucho va a escaparse de lo acordado. No queremos ser líderes, sino ser otro catalizador, un grupo que va a estar siempre funcionando y a disposición para contribuir en el proceso.
A: Hasta entonces, ¿ustedes pretenden tener algún diálogo con el gobierno para garantizar el derecho a la manifestación pacífica?
CC : Estamos constantemente buscando el diálogo con el gobierno; el que no quiere el diálogo es el otro lado. Ya lo intentamos de las más diversas formas, con audiencia, cartas, videos, protestas. En el caso de las manifestaciones, que quede bien claro que el derecho a la protesta es un derecho legítimo de expresión de la población brasilera, así como también el derecho de asistir al juego. Es posible conciliar los dos en diversas situaciones, sin necesidad de reprimir, de utilizar la violencia. Basta un poco de inteligencia por parte del Estado. No se necesita la violencia policial para reprimir, el pueblo brasilero no es terrorista, sólo quiere mostrar que está indignado con lo que está ocurriendo y es justo, porque hasta ahora no fue escuchado en ningún momento y la Copa sólo produce violaciones de derechos. Entonces, no es una protesta frente al estadio, con 2 mil, 10 mil, 50 mil personas lo que es un problema para el país. Queremos construir nuevas formas de democracia.
A: ¿Hay algo más que ustedes quieran destacar sobre el trabajo de los Comités?
RP: Vale la pena decir que en octubre, el 30, se cumplen seis años de que Brasil fue elegido como sede de la Copa. Entonces, por lo menos en Fortaleza, estamos siempre intentando hacer estos relevamientos sobre lo que cambió en la ciudad desde entonces, lo que cambió en el país y cuál es la perspectiva de la mejora tan prometida, ya que sólo falta menos de un año para el evento.
CC: Lamentablemente, la Copa no es un evento deportivo. Es un evento que favorece a un monopolio de grandes lucros y fomenta la segregación y la exclusión de las ciudades. Entonces, sólo cambia y consigue revertir los derechos a favor de la población la organización y la lucha, incluso para presionar y dialogar de manera equilibrada, ya que hoy todo está desequilibrado con los gobernantes y con los grandes empresarios. El sentido de la Copa es exclusión; entonces, es necesario dejar bien en claro que es una red de construcción de una nueva ciudad.
Fuente: http://site.adital.com.br/site/noticia.php?boletim=1&lang=ES&cod=78054
Traducción: Daniel Barrantes - barrantes.daniel@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario