Texto y fotos: Wendy Inarra (*)
Al llegar a Bollullos Par del Condado, en la ciudad de Huelva en España, es evidente la construcción de casas como una línea sinfín de dóminos gigantes abandonados, casas nuevas y sin propietarios. De seguro, son de algún Banco o de alguna inmobiliaria, éstas últimas, en un completo debacle. En toda España se ha construido tanto, que se han agudizado los espacios que han originado manchones urbanos con interminables edificios, urbanizaciones y vecindarios fantasmas.
Una compleja situación socio económica que dio lugar a la llamada burbuja inmobiliaria. Que no es más, que la adquisición de un inmueble cuando este era accesible por todo aquel que tenía un puesto de trabajo. Que lo pagaba por lapsos de décadas y a crédito bancario. En definitiva con un dinero que no existía. Tanto se ha construido que España, es el país europeo que más viviendas vacías acumula. Sólo para tener una idea, según los datos del periódico Diagonal, en Andalucía – región de este reportaje –, existen 17.914 hipotecas y 637. 211 casas vacías.
Hoy en día casi nadie compra un inmueble, por tanto los bancos y las constructoras inmobiliarias y las que ofrecían el productor final, han entrado en quiebra. En los últimos años familias enteras, por miles, han optado por entrar sin permiso a éstos inmuebles y habitarlos. No pagan nada a cambio, porque no tienen trabajo. Por tanto, es considerado un acto ilegal y en el colectivo imaginario les dicen Okupas. Los casos son interminables. O, no pueden pagar un alquiler, o están hipotecados con algún banco.
De una de esas tantas casas oKupadas, salen Zara y su hijo. A modo de broma ella mira a su pequeño y le dice “polaco, mira que sucio estás quillo (chiquillo)”, por lo rubio que es, y más porque ha jugado en la calle, entonces tiene la carita completamente cubierta de tierra. Es cuando Zara lamenta que llevará agua por varias calles para bañar a su pequeño. En esas casas a pesar de ser completamente nuevas, no tienen el servicio de agua y electricidad. Ambos, me llevan hasta “su casa” y Zara con una sed de informar, empieza a relatar su situación porque dice que ningún medio les ha visitado. Emocionada llama a varias vecinas y su sala –con muebles que han recogido de la basura–, de pronto está repleta de mujeres que viven en la misma situación. Cada una con una historia diferente. Reconocen ser amigas de toda una vida y que ahora les toca vivir la difícil situación de ser una okupa.
Zara es la portavoz de las vecinas, trae y lleva la información que les interesa desde plataformas sociales que en España nacieron como una urgente necesidad. Con su dulce y típico acento andaluz, relató “Es que no doy más mujer, tela de aguante… Se me acabó el cobro de 400 euros que el Estado me daba por los malos tratos que recibía de mi pareja. Con mi familia no me llevo bien, entonces fue que decidí venir con mi hijo a vivir a estas casa vacías. Hace cinco años que estoy haciendo un trámite con el ayuntamiento (alcaldía) para que me otorgue una casa. Y como vi que estas están vacías, decidimos entrar a habitarlas. Era eso o vivir en la calle”.
Cristina, contó que su pareja también la golpeaba. “Me hecho a la calle, lleve al niño a vivir conmigo. Un tiempo estábamos en el parque y como no tenía como alimentarlo. Volvimos porque no me quería dar la custodia y tuvimos una niña más. Pero de pronto él se quedó sin trabajo, era albañil y como todo aquello paro, pues no tenemos más dinero. Por eso decidimos venir a estas casas porque ya no teníamos para el alquiler”. Y, todos los días su suegro le lleva comida. “Nosotras queremos que sepa el mundo entero si es posible, como vivimos. La policía viene y nos atemoriza por habitar en estas casas. Y estamos jartitas ya (muy cansadas) de que los políticos nos mientan tan descaradamente y encima se lleven los millones de euros pa´ su casa”.
Lorena es otra de las vecinas. Tiene dos niños y un día toda su familia quedó desprotegida sin trabajo y no pagó más el alquiler de 330 euros. “Me denunciaron por no cumplir el pago. Nos fuimos a vivir con mi suegra y en una habitación dormíamos todos. Así que decidí ir a una casa de okupa con mi familia. Llegó la guardia civil (policía) y me esposaron, me echaron a la calle y me vine nuevamente de Okupa a este barrio. Ser madre okupa no es fácil, mis hijos fueron al médico por la fuerte depresión en la que entraron porque que la policía nos trato como delincuentes”.
En cada ciudad española hay una Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) y estas mujeres pertenecen a la central de Huelva; a pesar de no estar hipotecadas es la única institución con las que dicen sentirse representadas. Pero, no pueden ir a las asambleas, acampadas (huelgas) o manifestaciones, porque no tienen con qué movilizarse. “Han venido aquí, pero, nos piden que vayamos a la Asamblea en Huelva, no podemos y lo peor es que ni sabemos de las noticas porque no tenemos un televisor, además no hay luz en estas casas”.
Organizadas y con ganas de luchar por alimentar a sus hijos, todas ellas cada día buscan chatarras en los basurales, en el campo y en los contendores. El chatarrero les compra el kilo a 0,15 céntimos, y al día seguros tienen entre tres y cinco euros. “Todo tipo de fierros y latas nos sirven. Por una botella grande y llena de chapas de aluminio de las latas de refrescos nos dan 80 euros. Pero cuesta tela (esfuerzo) juntarlas. Lo hacemos porque no queremos que nos quiten a nuestros hijos, porque si se enteran de que no podemos darles de comer, viene alguien del ayuntamiento u otra institución y nos lo quitan argumentando que somos madres incapaces de criarlos”. Todas las mujeres coincidieron que si viene alguien y les hecha, sea quien sea, lo siguiente que harán será buscar otra casa desocupada. “Y si de ahí nos echan pues buscaremos otra y así, hasta que tengamos nuestra propia vivienda”.
De pronto, todas callan, me miran y preguntan. “¿Y, en vuestros países sucede esto?” Qué difícil situación poder explicarles… No tienen medios de información y muy poco o casi nada se dijo en España de los últimos proyectos en Latinoamérica, con respecto a la entrega de viviendas a familias necesitadas, concretamente. La demás información sólo trata de desastres naturales y muertos en algún accidente. Los grandes medios nunca mencionaron de los logros en educación u otros. Cuando lo hacen, salpican con mala leche una intención de voto para perpetuar una disque dictadura. ¿Cómo explicarles a éstas mujeres lo de la Gran Misión Vivienda en Venezuela? Que exactamente ya son 445.245 nuevas casas para las familias necesitadas. Misma iniciativa en Argentina con casi 1.024. 491 entre casas habitables y refaccionadas que beneficiaron ya a más de cuatro millones de habitantes. En Bolivia, con el Programa de Vivienda Social anunciaron que para 2014 prevén entregar 53.150 casas. En Ecuador la entrega de casas se realiza a través de una Ley de suelo, hábitat y vivienda. Oscilan por miles las entregas con proyectos como para inmigrantes retornados, reasentamientos, urbanos marginal, rurales, en fin. En términos sencillos se los expliqué y sorprendidas dijeron “que afortunados sois”.
Zara y yo nos vamos, 30 cuadras más abajo en el mismo pueblo. Al llegar señaló algunas calles y dijo “a esta le dicen la calle del medio, estamos en la urbanización tres de abril. Aquí vivían más de 78 familias okupas, muchas se fueron y las que quedan, no se van porque tienen niños”.
En la calle del medio jugaban varios niños – la imagen se quedó en la memoria –, tres pequeños corren detrás de una pelota con la bandera española. De las puertas salen varias cabezas y no todos quieren hablar. Dicen tener vergüenza al contar su realidad, otros no tienen tiempo y prefieren permanecer sentados y ver el campeonato de los pequeños jugadores.
Hasta que Virginia, tímidamente se acerca y dice que su esposo y sus cuatro hijos, viven en una de éstas casas. Ella pagaba su alquiler de 250 euros y un día su marido perdió el trabajo. También era albañil. Y dijo que alimentaba a sus hijos con comida de caridad, “me entregan un día en Caritas, otro en la Cruz Roja. Mi marido pide a su madre todos los días un litro de leche, a la tía un paquete de lentejas y a la otra otro poco de papatas y así; combatimos todas las semanas, día a día”. Termina de hablar y la mueca de un llanto se cierra en una mirada seca. Recordó que si la policía viene no le quedara más remedio que buscar otra casa, abrirla y meter a su familia. “No puedo permitir que mis niños duerman en la calle. En estas casas nos ayudamos mucho los unos a los otros. No tenemos ninguna ayuda del gobierno, el paro completamente terminado y sólo nos queda aguantar”.
A lado, en otra casa está Vanesa, es la única que se atreve a hablar del salón de su casa que tiene llena de gente. Aclaró que no quieren hablar porque tienen vergüenza al estar sin trabajo y en una casa que no les pertenece. “Mi padre falleció y mi madre con el pago por viudez, nos mantenía a siete bocas en su casa, pues mis familiares no podían conseguir trabajo. Me vine por la desesperación que tenía. Mis amigas se metieron dos días antes de mi decisión y dije pues si esta vacía y yo necesito una casa, ahora esta es mía. ¡Tenemos derecho a una vivienda! – gritó – Estoy en la lista de espera en el ayuntamiento para ver si me pueden otorgar una vivienda social y ya han pasado casi cuatro años”.
Los vecinos cuentan que los dueños de la inmobiliaria vendieron las casas y con cuotas de inicio, se fugaron y hace dos años que las casas están deshabitadas. Todos tienen la esperanza de quedarse con sus nuevas casas, llegando a un acuerdo con algún Banco o inmobiliaria que se les acerque y demuestran que realmente son los dueños de estos inmuebles. Sin instalación de luz y agua, para contrarrestar en las puertas tienen tanques de agua y un generador común de electricidad para las horas puntas del día.
La Corrala Utopía, un edificio símbolo de lucha en España
Regresando a Sevilla es imposible dejar de conocer el inmueble de propiedad del Banco Ibercaja, en teoría. Porque inicialmente trece mujeres hace más de un año decidieron tomar el edificio. Sin permiso de nadie y por la sola necesidad de vivir bajo en techo, trasladaron a sus familias. La historia de ellas es completamente diferente a los casos en Huelva, la mayoría de los vecinos en La Corrala Utopía –como bautizaron a su nuevo hogar – están hipotecados con algún Banco.
Al contrario de mantenerse en el anónimo y hasta orgullosas de hacerle frente a la actual crisis española, hace más de un año, en la Corrala Utopía se organizaron 36 familias, 40 niños (dos recién nacidos). Todas las familias ya no tienen paro, con trabajos eventuales de por horas a lo que llaman chapuzas. La única arma que tienen, son sus protestas. Ubicado en pleno centro de Sevilla, en la Zona de la Macarena, vistoso por los letreros en contra de los banqueros y políticos, está la corrala. Antiguamente por corrala se conoció en la región de Andalucía, a un vecindario en común. Llama tanto la atención las protestas de estas familias que marcaron una agenda en varios medios internacionales como New York Times, Tags Zeitung, la revista francesa Grazia.
Entre las vecinas está el caso de Manuela Cortez, quien luego de perder su trabajo hace tres años se quedó endeudada con una hipoteca mensual de 380 euros que pagaba al Banco Bankinter. Un día, “no tenía ni para comer, el Banco subastó mi casa y como nadie lo compró, ni siquiera por mucho menos de lo que yo estaba pagando, éste lo pasó a manos de una inmobiliaria”.
Decepcionada cuenta que al firmar el contrato por la compra de su casa (60 m2), “la letra chica nunca se lee, con tal que una firme, el Banco te lo pinta todo bonito, que si le entra sol, que si tiene terraza, que si tiene cochera y con tal de tener un techo, pues una firma lo que no sabe”. De los 85.000 euros que en realidad costaba ese inmueble y al incumplir los depósitos, el Banco le cobró un interés, del interés, y de éstos, sus intereses; y el departamento al final le llegó a costar alrededor de 118.000 euros en total.
Lo próximo que sigue es la cruda notificación del Banco a través de una carta, haciendo conocer al propietario que será desalojado por el impago de sus cuotas. “No hubiera aguantado que me saquen de mi propia casa como un perro. Entregué las llaves, hundida, decepcionada, agobiada y avergonzada, no tenía donde vivir. Y fue así que me contacte con el centro de información de viviendas del 15 M-Sevilla. Un buen día decidimos habitar este edificio, que es nuestro hogar”. Y rompe en lágrimas cuando recuerda que en cualquier momento la policía podría sacarles, por el delito de ocupar un edificio ajeno. Actualmente todos los vecinos están imputados y hacen declaraciones en los Juzgados, por tal hecho. Manuela, al mes sólo recibe 480 euros que el Estado le paga por su viudez. Con este monto compra la comida de sus tres hijos mayores y una nieta.
También allí viven Toñi Rodriguez y su hijo. Está enfada, indignada y con el típico movimiento de manos que caracteriza a la mujer andaluza, tal como si estuviese bailando un flamenquito, por tanto –según ella– la mujer más mediática, contó, “las familias de la Corrala, hicimos tapas en algunos medios internacionales; pero en España los medios nos han dado cobertura plena, un día vino una periodista y llorando como una niña pequeña nos dijo que todo lo que le contamos nunca se lo permitirían publicar, porque el medio tenía una importante publicidad con uno de los Bancos, que éstas familias le reclaman su hipoteca”.
Toñi, también está hipotecada. “Mi madre (Ana) casi no sabe leer, nadie en nosotros es profesional o algo. Ni siquiera sabíamos lo que estábamos firmando. El Banco Popular le puso el contrato en frente, ellos lo único que quieren es que firmes, para que todo te descuente de tu cuenta bancaria, mes tras mes, sin saber si algún día esto se cortaría y se cortó pero a tope. Todos perdimos el trabajo, al cabo de meses le llegó una carta a mi madre por el incumplimiento de pagos, fue entonces cuando se enteró que estaba pagando alrededor de 1200 euros por mes. Y hoy en día no sabemos cuanto más se debe, ni siquiera lo averiguaremos, ni mucho menos los pagaremos, no porque no qusieéramos, es que no podemos”. A Toñi se le nota valerosa, pero cuando caminamos por toda su casa, en la sala todavía tiene todas sus pertenencias en un sinfín de cajas empaquetadas y es cuando se derrumba, porque cree que en cualquier momento pueda llegar alguien del Banco (Ibercaja) propietario del edificio o en su defecto la policía para desalojarles. Tiene miedo abrir las cajas porque prefiere tenerlo todo, tal como si en cualquier momento, pudiera estar listo para escaparse, en busca de otra vivienda.
Toñi, su hijo, su madre y su padre. Todos viven con 600 euros al mes que el Estado les paga por la enfermedad terminal del abuelo. Ana (la abuela) recuerda que su peor tormento de vida lo pasó luego de que les llegó la carta del desahucio. “Entregamos las llaves al Banco y durante una semana vivimos en las plazas y en portales de los edificios para no pasar frio. Mientras tanto supe que a mi casa, no dejaban de llover las cartas de notificación desde el Banco. No sabemos del monto total, seguro es demasiado, porque el Banco te asfixia, te mata, te chupa la sangre y los intereses no tienen límite… ¿Cómo vamos a pagar si no tenemos ni para comer, estamos retrocediendo, esta es la Europa actual, estamos sin techo, si hemos vivido en España por encima de nuestras posibilidades es gracias a los políticos y a los banqueros”.
Un caso distinto de otra vecina, en la Corrala Utopía, es el de Aguasanta Piero, no está hipotecada con ningún Banco, simplemente, no podía pagar más un alquiler. “Trabajaba de camarera y ganaba 900 euros, un día perdí mi empleo y mis tres hijos y yo nos vimos en la calle, fue así que sin pensarlo dos veces me vine a este edificio, porque supe que estaba abandonado y que familias enteras se estaban mudando. No tenemos luz, ni agua y sólo un grifo callejero, esa es nuestra única fuente de vida. Cada fin de semana acotamos un euro para echar gasolina al generador para que los niños vean televisión los fines de semana. Por tanto, no estamos enteradas de noticias”. Aguasanta tiene la esperanza que de La Corrala nadie la sacará. “Ni los policías, ni nadie y que todo se va a solucionar. Es más yo no tengo mis cosas en cajas de cartón como las otras familias, este es mi hogar y de aquí nadie me saca”.
Como era de esperarse a la Corrala se sumaron familias de otras nacionalidades. Aguasanta recuerda a Dario un colombiano quien también estaba hipotecado y que él ayudó a conseguir la leche benéfica para los 40 niños de la Corrala. “Siempre estaba pendiente de todos nuestros niños, marchaba en nuestras protestas. Se fue a Francia para ganar algo de dinero y poder reagrupar a su familia que todavía está en Colombia, hace tres meses vino un familiar y nos dijo que había fallecido buscando trabajo”.
Otra situación es el caso de A.T., quien por temor a su familia en Ecuador, pidió no ser identificada para que no enteren que está viviendo clandestinamente en una Corrala. “Llegue a España en 2002, no me interesaba tener papeles (documentación en regla), vine por un año y quede embarazada, por lo que mi estadía se prolongó hasta el día de hoy. Siempre trabaje en negro (sin seguridad social) y cuando mi niño tenía siete años, empecé a preocuparme por mis papeles. Mi pareja A.N., es el titular de la hipoteca porque él tenía papeles”.
Esta familia actualmente no tiene ingreso alguno y al igual que la mayoría en la Corrala, se alimentan en los comedores de beneficios sociales, piden víveres a las iglesias, ongs y toda ayuda cuanto venga. Se hipotecaron en 2005 por un piso del cual pagaban mensualmente 245 euros. Él (A.N.) ganaba cerca a los 2000 euros, cuidaba los portales en los edificios y ella otro sueldo. “Estábamos recontra bien – recuerdan – ¡uh… Viva la vida! Con buenos trabajos, hacíamos giros mensuales de mucho dinero a nuestras familias, comíamos y vestíamos muy bien”. Hasta que en 2010 él quedó sin trabajo.
Sobre la hipoteca ella resalta una y otra vez como si quisiera retroceder el tiempo para impedir que su marido firme el contrato con el Banco. “No leímos las cláusulas en letra chica del contrato con el Deustche Bank, según nos explicaron años después, decía que anualmente nuestro piso costaría según como el Estado subía el IRPF, nuestro piso subió exorbitantemente de precio”. En España el IRPF es el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. Incluye todos los ingresos declarables, rentas por trabajo y del patrimonio de cada individuo. Esta renta en realidad le sirve al Estado para hacer retenciones anuales del ciudadano. Y de 245 que costaba nuestro piso mensualmente, “nos cobraron 456 y posteriormente hasta 600 euros. Fue así que un día decidimos entregar las llaves al Banco y desde entonces nos unimos a la corrala”.
(A.N.) determinó que la única posibilidad de salir de esta pesadilla es que a él le salga el trámite de la doble nacionalidad. “Sólo así me puedo permitir viajar como español a Inglaterra con mi esposa y mi hijo, dicen que allá hay buenas oportunidades. Queremos olvidarnos de este tormento que nos toco vivir en España. Me arrepiento en el alma haber firmado mi hipoteca. Ya, queremos cerrar los ojos y olvidarnos de la deuda (150.000 euros), no pensamos pagarla y de seguro que ya es mucho más por los intereses”. Ambos piensan que todavía no es hora de volver a Ecuador. “Aunque dicen que está bien allí y el presidente está regalando tierras, pero no queremos volver con nada y que la gente y la familia se nos rían. Tenemos esperanza que recuperarnos, todavía”
Al cabo de nacer La Corrala Utopía, en toda España cientos de familias han copiado la manera de habitar inmuebles nuevos y vacios. Algunas Corralas ya no existen, por el desalojo forzado de la policía. Quienes en conjunto con algunas empresas cerrajeras han volteado todo tipo de puertas, habidas y por haber, con tal de que la familia que vivía en una casa hipotecada y por el sólo hecho de no pagarla más, tenían que estar la calle.
Y otras corrales nacen como a la que bautizaron como Armonía, presentada oficialmente por el 15M-Sevilla en Alcalá de Guadaira. Se trata de otro edificio entero que hace pocos semanas fue ocupado por 25 familias; entre ellos 31 niños y tres embarazadas.
¿Desahucios inclusive a discapacitados?
Hace dos meses, el caso que me llamó la atención es sin duda el de Alejandro Tapia, un joven sevillano de 20 años, quien en su corta edad ha recibido como herencia la hipoteca de su madre al fallecer. Cuando lo vi en la televisión en el programa El Gran Debate (actualmente sin emisión), el periodista dijo “tener la carne de gallina” por los dramáticos casos que arroja la crisis económica en España.
“Muchos años y sufrimiento, me llamaba el banco para pedirme el dinero era una auténtico infierno a todas horas del día y me pedían el total de la deuda 70.000 pagos y 50.000 por cuotas judiciales que me toca pagar, en total 120.000 euros. Los compañeros de la plataforma (PAH-Sevilla) me han ayudado a iniciar la denuncia al Banco, yo pienso que nadie debe sentirse avergonzado de su hipoteca. No me quedo tranquilo, aún después de hablar con el Banco (BBVA) porque hasta que no existan resultados no espero nada positivo de ellos. Aún así, mi futuro lo sigo viendo igual, con sufrimiento y una deuda de por vida a pesar de que ya no viva en ese piso (departamento) toda la vida”.
Hace tres meses Alejandro recibe una pensión mínima de 547 euros que de ese monto destina el 75 por ciento que va a la residencia donde le cuidan y que el gobierno incluso lo pretende recortar. “Mi lucha acaba de comenzar seré el primero al pie de cañón en mi silla de ruedas. Gente no me digáis que preferís ver la tele que ir a protestar, ese fútbol que patrocinan los Bancos que nos explotan y nos esclavizan. El Gobierno no puede darnos la respuesta tan sólo rezar”.
¿Cómo surgió la crisis española?
Para entender la crisis económica europea y española en concreto, hay un orden de inducción y la responsable, es La Troika. Así se conoce en la jerga comunitaria (Unión Europea) a la especie de triunvirato que representa al continente cuando se habla de las relaciones internacionales y particularmente de su política exterior. De mayor a menor: La Troika está conformada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo, y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Estas tres en relación con los políticos de turno que gobiernan algunos países en Europa; más la banca privada; más las empresas constructoras e inmobiliarias; todas ellas, dieron rienda suelta a la llamada burbuja inmobiliaria especulativa en el mercado de bienes inmuebles. En otras palabras, un sinfín de casas que podían ser adquiridas por la gente fácilmente, estaba al mando de una diestra y siniestra, especulando que sería de por vida sostenible. Hasta que en 2008 estalló una consecuencia, la misma que la gente claramente en sus protestas, lo únicos afectados – y terminando el orden inductivo –, la identifica como una estafa y no una crisis.
El logro personal más grande que estos vecinos reconocieron fue aprender a escribir en algunos casos, a manifestarse en las calles y a navegar en el Internet debido a las convocatorias de las marchas y huelgas cortas. En su blog la corrala Utopía dice: “Nosotros los de las Corralas somos un símbolo de la especulación bancaria y la corrupción inmobiliaria, convertimos este edificio en un lugar lleno de vida y de lucha por el derecho a la vivienda propia, estas pueden ser las últimas y más importante batallas de la Corrala (contra el Banco Ibercaja, comprador del inmueble). Protestamos porque somos los de abajo y los de arriba quieren aniquilarnos. ¡No a la dictadura bancaria en la que vivimos! Banca privada que fue salvada con el dinero público del pueblo español (22.000.000.000). ¿Cuál será el futuro de nuestros hijos? ¡Porque la Utopía es posible! ¡No nos rendimos!”.
Gracias a este entramado geopolítico-económico y que todo fue por salvar al euro, éstas familias, viven casi en el umbral de la pobreza extrema. Están desprotegidos, sin trabajo, sin comida; en el imaginario de la sociedad, se les conocen como desahuciados hipotecados. Nada más triste que definir al pueblo de a pie, de este modo. Este término que implica terminación total de una existencia. La vida en la nada misma. El último registro del gobierno de Mariano Rajoy, lanza la más cruel marca records de todos los tiempos en la historia de España, con casi seis millones de personas sin empleo. Pero sin trabajo y sin casa, decenas de miles se mantienen en el anonimato; o terminan suicidándose en otras ciudades. Un agobio extremo que los propietarios ven como última salida por el impago de sus viviendas. Agobio, del cual un único responsable es aquel que prefirió salvar a la banca y a sus mercados, por muy encima de la gente de a pie. En definitiva, vale más para la Troika, el capital que el mismo hombre. Tú lo sabías Fidel, y un día lo citaste “el capitalismo es una selva, es el hombre enemigo del hombre, el hombre saqueando al hombre, el hombre contra el hombre”.
Se estima que cada día se producen 500 bajas hipotecarias en España y en los últimos años se ha sabido de suicidios por decenas. Sólo basta buscar en cualquier servidor de internet y la lista de muertes en España, por el agobio económico, es trágica. Lista a la que se suma no solamente el afectado hipotecado; sino también en muchos casos los que avalaron el hecho de conseguir la vivienda a través del Banco, quienes también quedan, según el contrato, en la calle. Hace tres semanas, según el periódico Diagonal, en la ciudad de Madrid una mujer (Amparo) de 45 años residente en una vivienda de la Empresa Municipal de Vivienda (EMV) en el barrio de Carabanchel, cita, “se quitó la vida en la mañana del 17 por la amenaza de ser desahuciada por su hipoteca, el hecho ocurrió poco después de recibir una carta de la EMV en la que se le exigía el pago de una deuda de 900 euros. Al parecer, la fallecida vivía con seis hijos, tres de ellos menores, de 8, 12 y 15 años, y tres nietos. Tanto Amparo como su marido se encontraban en paro, sin la posibilidad de hacer frente a los pagos”.
Gema Delgado del periódico Mundo Obrero argumentó que “en lo que va del año 119 personas se suicidaron, incapaces de superar la impotencia de ver cómo echan a su familia a la calle por no poder pagar la hipoteca al banco. En España hay 1.737.900 hogares en los que no entra ningún ingreso. Si una familia tiene que sacar para comer tres veces al día de la nada absoluta, y además pagar la luz, ¿la calefacción? ¿el teléfono? el comedor de los hijos, aunque lleven bocadillo ¿las tasas de la universidad?, ¿los gastos de comunidad?, etc, etc., y encima la hipoteca de unas viviendas que acaban costando el doble de lo que valen en el contrato de compra, es difícil salir adelante”
Por otro lado, y ya que menciono a algunos medios. ¿Cómo los medios de extrema derecha y monárquicos manejan mediáticamente este tema? Evidente, de por medio están las grandes firmas de los Bancos y empresas transnacionales, o en sus editoriales o en sus columnas ampulosas o en sus tapas “revistas”. Así por ejemplo el ABC motiva al lector con titulares como “Las ventajas de encontrar una hipoteca `online ´” o cómo “La banca sana también busca comprador para sus inmobiliarias”. Pero en ningún momento se identificarán con un nuevo suicidio que hubo en alguna ciudad española por culpa de las hipotecas. Como ejemplo de lo anterior, y mencionando nuevamente a la corrala Utopía, ABC tituló funcionalmente, “desmantelada la acampada de la corrala la Utopía en la calle San Fernando”, u otra recientemente “quien de verdad necesita vivienda puede salir de la Corrala”. En esta
El tema hipotecario, sólo es la punta del icerberg. Esa es la historia de la gente de a pie, noble sencilla, por un lado. Pero, ¿Qué culpa tienen ellos de tener unos políticos que viven la farsa más grande de una Europa en debacle? De que Mariano Rajoy –por ejemplo- cada día tenga constantes amenazas del “buchón” Luis Bárcenas (extesorero del PP y actualmente en la cárcel) amenazando a la cúpula del poder de decir cómo es que llegaron los más de 48 MM de Euros a los bancos en Suiza. Pero no, el actual gobierno, por ejemplo el pasado 24 de mayo dio vigencia luna nueva Ley de emprendedores, que beneficiará a ciudadanos extranjeros con permiso de residencia, no obstante, la letra chica de la misma dice: “Si compran al menos dos millones de euros en deuda pública española o una casa cuyo valor sea superior a 500 mil euros”. Es más que admitido el tipo de migrante que prefieren.
En el pueblo nacieron movimientos sociales y la crisis motivó grandes inspiraciones para reclamar por sus derechos perdidos uno día a día. E inventaron todo cuanto se pudo en las calles para hacer notar que no están de acuerdo con el actual Gobierno, que no hace otra cosa que imponer lo que la FMI y Alemania le dicen. La Troika. En una de estas marchas hubo un letrero que motivo hasta al propio de Eduardo Galeano. “Si no nos dejan soñar, no les dejaremos dormir”.
Cuanta razón tenía Rafael Correa cuando en la Cumbre Iberoamericana (Cádiz) en diciembre pasado les dijo a los anfitriones del Gobierno y la Monarquía española, “El salvataje a los bancos privados con dinero público en 1999, profundizó la crisis en Ecuador, no cometan los mismos errores. Que la gente se quede sin casa y con deuda es la supremacía del capital sobre el ser humano. Lo que hace notar que estamos en el peor de los mundos cuando pensamos que hay gente sin casas y casas sin gente”. Pero era como si no lo hubieran tomado en cuenta. No por nada todas éstas y una interminable lista de desahucios se producen todos los días en España.
cubadebate.cu(*)Wendy Inarra es estudiante boliviana del doctorado en Procesos de la Comunicación en la Universidad de Sevilla, España.
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