Según el coordinador de Psicólogos Sin Fronteras, José María Toribio, “no se está informando de los suicidios; es una realidad que permanece oculta, de hecho, hay como un código no escrito en la prensa por el que estas informaciones no se publican; una de las consecuencias de esta opacidad es que las personas con ideaciones de suicidio piensan que su situación es extraordinaria; y lo cierto es que la gente se nos está muriendo”. La reivindicación fundamental de la ONG es que la atención psicológica se incluya en el sistema de Salud Pública para evitar más casos de trastornos y suicidios.
La ONG ha presentado hoy la campaña “La atención psicológica salva vidas. Por una salud mental digna”, que desde noviembre de 2014 ha recogido cerca de 2.000 adhesiones. La iniciativa reivindica la necesidad de profesionales de la psicología en diferentes ámbitos. Por ejemplo, en los centros sanitarios de atención primaria, ya que la mayor parte de las consultas (en torno al 80%) se producen en este ámbito, por motivos como depresión, insomnio, ansiedad o intentos de suicidio. Sin embargo, la atención en el sistema público está orientada fundamentalmente a los enfermos crónicos. También pide la campaña un aumento de la plantilla de psicólogos en los Servicios Sociales, para la atención a personas que sufren situaciones límites de estrés; personas que la crisis ha empujado a la exclusión social o están en riesgo de suicidio. También se reclama un aumento del apoyo psicológico en los centros escolares (aunque los recortes aplicados en 2015 marcan una senda contraria).
PSF recuerda que mientras la atención psicológica está prescrita para todos los trastornos psíquicos, los psicofármacos sólo están indicados para algunos casos concretos. Recuerda la ONG asimismo que el Senado español señalaba hace cinco años la necesidad de aumentar en 7.200 el número de psicólogos en el Sistema Público de Salud. Sin embargo, los partidos políticos mayoritarios no han sido particularmente receptivos en sus programas electorales a estas demandas. Recuerda Psicólogos Sin Fronteras que en el País Valenciano sólo tres de los ocho programas analizados (los de EUPV-IU, Podemos y Compromís) incluyen propuestas sobre atención psicológica y salud mental.
En octubre de 2012 Psicólogos Sin Fronteras inició, a instancias de PAH-Valencia, un “Programa de Atención en crisis” en la misma ciudad, que comenzó por otorgar prioridad a las personas con ideaciones de suicidio o que hubieran intentado quitarse la vida por problemas relacionados con las hipotecas. Pero con el tiempo la atención personas en riesgo de suicidio se situó en el 10%, mientras que la mayor parte (en torno a un 70%) tenía relación con otros efectos (físicos y psicológicos) de las ejecuciones hipotecarias: estrés, angustia, insomnio, ansiedad, tristeza, problemas con la alimentación, situaciones de autoestima muy baja (en las que no se sabe qué camino emprender) y sensación de “perdedores”. En el último año PSF ha empezado a atender a personas desempleadas y en riesgo de exclusión, que presentan síntomas similares (aunque no en grado tan extremo) a las amenazadas de desahucio. “Fue entonces cuando percibimos que la situación se desbordaba”, concluye José María Toribio.
“Todo el trabajo es voluntario; no nos ayudan las administraciones públicas ni por descontado las entidades financieras”, apunta el coordinador de MSF. El “Programa de Atención en Crisis” ofrece apoyo a una media de 200 familias anuales, “pero el número de peticiones es mucho mayor”. El recorrido de estas familias pone de manifiesto las carencias del sistema público de prestaciones sociales: el 77% de las personas que llegaron al programa no habían recibido previamente ninguna atención en materia de salud mental, ni el 67% en servicios sociales. “No queremos constituirnos en un sistema paralelo, pero las instituciones han abandonado a las personas afectadas por la crisis”, subraya Toribio.
Una de las principales cuestiones que debería elucidarse es si existe una atención psicológica adecuada en el sistema público de salud. La ONG ha esgrimido en la rueda de prensa una ristra de argumentos que invitan a la duda. En casos de intento de suicidio, la atención no llega a tres horas en hospitales, sin que se produzca un seguimiento posterior. Además, el tiempo de espera es de cuatro meses para una consulta de 15 minutos (por el contrario, la media de sesiones en las personas atendidas por PSF es de cinco). “La atención psicológica pública es prácticamente inexistente”, concluye Psicólogos Sin Fronteras.
La carencia de recursos asistenciales y de personal se pone de manifiesto a pesar de las palmarias necesidades. Según la entidad no gubernamental, el gasto en antidepresivos ha aumentado un 40% desde el año 2012; la demanda de atención psicológica en los centros de salud se ha incrementado un 30% desde el año 2011, según los médicos de familia; además, el estado español cuenta con cuatro psicólogos por cada 100.000 habitantes, mientras que la media europea se sitúa en 18. Sostiene asimismo Psicólogos Sin Fronteras que el gasto en salud mental representa el 5% del gasto global en salud (la media europea alcanza el 10%). Un ejemplo reciente que resume las cifras se ha producido recientemente en el País Valenciano: la Conselleria de Sanitat no ha habilitado plazas de psicólogo en la convocatoria pública para sanitarios del 15 de mayo.
¿Se considera en su justa medida el trabajo de los profesionales de la psicología? “Muchas veces se recurre a los psicólogos cuando se producen catástrofes como la de Nepal, pero no ocurre lo mismo en el caso de los desahucios; de ese modo es muy difícil hacer un trabajo efectivo de prevención”, explica José María Toribio.
Uno de los casos atendidos por PSF es el de una mujer desempleada, víctima de la violencia de género, con deudas en su anterior vivienda de alquiler y que actualmente reside en una casa de acogida, donde intentó suicidarse. Después de ser atendida en urgencias, regresó a la casa. Actualmente recibe por parte del Sistema Nacional de Salud únicamente tratamiento farmacológico. La ONG le ofrece atención psicológica, “que en este caso es indispensable”, apunta Inma Esteban, miembro de Psicólogos sin Fronteras que trabaja con la PAH en el “Programa de Atención en Crisis”.
El cuadro de síntomas que presenta esta mujer puede extenderse a otras personas atendidas en el “Programa de Atención en Crisis”. En primer lugar se constata una merma de las habilidades para resolver problemas; el paro y el riesgo de desahucio los desborda (“en muchos casos no saben cómo afrontar esta situación, se encuentran desarmados”, afirma Inma Esteban). A ello se añaden vivencias de confusión, frustración, culpabilidad, angustia y temor a la incertidumbre, que se expresan en alteraciones somáticas, por ejemplo, cambios en el ritmo cardiaco, aceleraciones en la respiración y sudoraciones.
En estos casos, explica la voluntaria de Psicólogos Sin Fronteras, “tratamos de identificar el problema y prestar a la persona afectada apoyo emocional; uno de los puntos clave consiste en hablar de los problemas, aunque resulte muy duro, y expresar las emociones”. La ONG también ofrece acompañamiento para buscar un puesto de trabajo. Al final, “el objetivo es empoderarse y que esta persona, en ese momento con poca ilusión por la vida, se haga fuerte”, concluye la psicóloga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario