Konstantinos Polychronopolous decidió cambiar su vida hace cuatro años al quedarse en paro y ahora reparte cada día 300 comidas gratuitas en Atenas
"Un día fui al mercado y vi a dos niños peleándose por una pieza de fruta. La siguiente cosa que me di cuenta es que yo era el único impresionado por lo que acababa de ocurrir", explica al hablar de su motivación
"Durante un largo tiempo nuestra pobreza era una especie de tabú. Ahora ya no lo podemos fingir. Nuestra miseria se ha convertido en nuestra única realidad", afirma Polychronopolous
El pasado miércoles por la tarde la plaza Monastiraki de Atenas presenció la formación de una larga y silenciosa cola de personas. Eran tan variados como uno se puede imaginar que es un puñado de gente, pero todos tenían algo en común. Sus caras cansadas, abrasándose lentamente ante el sol veraniego sin compasión, estaban marcadas con una profunda ansiedad.
Una nube de silencio desmoralizado envolvía la escena, el tipo de silencio que uno se imagina que sería imposible de romper. Aun así esto fue exactamente lo que pasó cuando el hechizo se rompió por un lloro de un hombre esperando a la comida gratis.
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