La presidenta de la PAH, Rosa de la Fuente, pide a los partidos vascos "más valentía" a la hora de legislar y de enfrentarse a los desahucios promovidos por las entidades financieras.
"Antes teníamos un gobierno y la banca, pero ahora la banca es el gobierno".
"El desahucio de tu casa es uno de los mayores dramas humanos que puede vivir una persona. En lo único que piensas en esos momentos es en acabar con tu vida".
Eduardo Azumendi - Vitoria-Gasteiz
Rosa de la Fuente, presidenta de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca del País Vasco (PAH), ha comparecido recientemente ante la comisión de Empleo, Políticas Sociales y Vivienda del Parlamento para intentar "abrir" los ojos a los políticos ante el drama de los desahucios. Una media de 15 familias son desposeídas de sus casas cada día en Euskadi. "Ni en las favelas de Río de Janeiro echan a la gente de su casa de una forma tan vil como en España", asegura con rabia e indignación contenidas. "Los bancos, con la connivencia de los políticos, nos están llevando a vivir en las mismas condiciones que en el siglo XIX, confinados en infraviviendas con derecho a cocina". De la Fuente exige "más radicalidad" a los políticos a la hora de enfrentarse a la banca y parar "el genocidido que está provocando: ya van más de 30 suicidios. Algunos se quitan la vida por una deuda de 900 euros".
Pregunta. ¿El que te echen de tu casa es la última frontera antes de caer en la exclusión social y la marginación?
Respuesta. Es indescriptible. Es uno de los mayores dramas humanos que puede vivir una persona. Nadie que no lo haya pasado puede imaginarse lo que es. La situación de desesperación, el grado de humillación que sufres, la impotencia, el bloqueo, la frustración, la vergüenza....Son un montón de sensaciones nunca vividas que te hacen ver la vida de otra manera. En lo único que piensas es en acabar con tu vida. Por eso la PAH ha escogido el eslogan de Nunca caminarás solo, para generar esperanza y que nadie caiga en la desesperación. Es una cuestión de tiempo, pero este combate lo vamos a ganar y vamos a parar este sangría humana. Nuestro objetivo es que en este tiempo que dura la crisis caiga el menor número de personas posible.
P. Usted también se encuentra inmersa en un proceso de desahucio.
R. El banco no se ha apropiado todavía de mi casa. Lucharé hasta el final. De mi casa no voy a salir. Antes de que Kutxabank se adjudique mi casa, me adjudico yo Kutxabank. ¿Cómo va a querer el banco negociar conmigo si resulta que adquiere una vivienda de 80 metros cuadrados y con garaje en Bilbao por 60.000 euros y la puede vender por el triple?. Además, la banca no tiene prisa por vender, no tiene que deshacerse mañana de sus productos. La banca guarda patrimonio y ya buscará la mejor oportunidad para vender. De momento lo que hace es acumular riqueza. La gran falacia es que en el peor momento de la crisis, la banca sigue ganando. Apropiándose de patrimonio inmobiliario con dinero público.
P. Pues los bancos dicen que no les resulta rentable quedarse con las casas, que no quieren los pisos.
R. ¿Ah no? Y entonces, ¿por qué desahucian? ¿Por qué no buscan otro tipo de soluciones?
P. Antes de que un banco llegue a la subasta de un piso hay mucho procedimiento. ¿Es posible actuar en esa fase y darle la vuelta a la situación?
R. Sí. Ese es el momento de exigirle al juez que actúe de oficio porque en todas las escrituras de hipóteca hay cláusulas abusivas. Existe una sentencia del alto tribunal europeo que nos ayuda, que es una herramienta para actuar en nuestro país.
P. ¿Qué le parece el proyecto de ley de Vivienda que tramita el Parlamento vasco?
R. No le niego la buena voluntad, pero los políticos deben ser más valientes a la hora de enfrentarse a los desahucios promovidos por la banca. Lo primero que debe recoger esa futura ley de Vivienda es la declaración de que la vivienda principal no se puede embargar. Desde la PAH proponemos la condonación de la deuda hipotecaria para la primera vivienda de todas las familias, una moratoria de cinco años hasta que podamos ver un resquicio de esta crisis a la que nos han condenado y también planteamos la dación obligatoria para la banca y voluntaria para los afectados. De la misma manera, proponemos un cambio en la legislación de arrendamientos urbanos, que oprime al más débil, y de todas aquellas que vulneran el derecho a la vivienda. Hay que detener las ejecuciones hipotecarias y la vulnerabilidad del derecho a la vivienda.
P. La legislación española, ¿es propia de la Edad Media?
R. El caso español es insólito, no hay nada igual en Europa. En ningún país del mundo echan a la gente de su casa de la manera tan vil como se hace en España, ni en las favelas de Río de Janeiro. Y además dejándote endeudado y arruinado de por vida. La clase trabajadora sufre el desempleo, la gente está empezando a pasar hambre. Los empresarios no pueden contratar, pierden sus negocios, no hay crédito...No puede ser que el Banco de España no regule a la banca y ésta se aproveche para controlar a los gobiernos. No es posible que el país esté intervenido a través del FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea y arrojen a los ciudadanos a la pobreza y a la exclusión. Los bancos, con la connivencia de los políticos, nos están llevando a vivir en las mismas condiciones que en el siglo XIX, confinados en infraviviendas con derecho a cocina.
P. ¿Qué opinión le merece el servicio de mediación hipotecaria puesto en marcha por el Gobierno vasco para evitar los desahucios?
R. Los resultados de ese servicio son nulos. ¿Cómo es posible que una ONG sin medios ni recursos como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca haya conseguido parar todas las subastas y lanzamientos de las personas que han acudido a ella y que el servicio del Gobierno no consiga ningún resultado? Eso solo es posible porque existe una connivencia con la banca. Antes, en España teníamos un Gobierno y la banca y ahora la banca es el Gobierno. A la banca no se le puede tocar. El Gobierno les inyecta dinero a los bancos y mientras ellos siguen desahuciando a las familias. Es de una incoherencia que sobrecoge. La banca campa a sus anchas.
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