Niños y juguetes son casi sinónimos. Pero para muchos pequeños sirios huidos de su país apenas con la ropa puesta por la guerra, los juguetes son un lujo de otros tiempos.
A comienzos de este año, la organización humanitaria Mercy Corps -con ayuda de dos patrocinadores-, trató de cambiar esta situación llevando miles de juguetes a Jordania para alegrar la vida a los niños sirios refugiados.
Un representante de Mercy Corps aseguró a The Huffington Post que la compañía de juguetes Hasbro donó 11.000 juguetes para su distribución en Jordania, donde hay más de 500.000 sirios refugiados que huyeron desde que comenzó la guerra civil en su país. Según el representante de la organización, el Museo Cultura Salaam financió parte de los gastos de transporte y logística asociados a la donación.
A finales de agosto, Sumaya Agha, una fotógrafa de Mercy Corps, participó en la distribución de juguetes para los niños sirios que viven en el norte de Jordania. Agha quedó impresionado por el "impacto que un simple bote de plastilina, un osito de peluche o una pistola Nerf" causan en la vida de estos jóvenes.
"Es increíble lo que algo tan simple como un peluche o una pelota pueden hacer por un niño", dijo en un post publicado en el blog de Mercy Corps. "Sus caras se iluminaban cuando recibían los juguetes y, para muchos, era el primero que tenían desde que dejaron atrás sus hogares por la guerra en Siria".
Los juguetes son un "elemento universal de la infancia", dijo este lunes Agha al HuffPost a través de Skype. “A los niños les fascinaron los juguetes. Ojalá pudiera haberles dado más”, aseguró.
Con su cámara a cuestas, Agha -que ha estado viviendo en Jordania cerca de un año para colaborar en las labores de ayuda a los refugiados- conversó con los niños que se encontró y documentó sus historias.
“¿Qué te hace feliz?”, preguntó a los niños que fotografió. Agha se quedó asombrada con sus "simples" y "conmovedoras" respuestas. "Cada niño lucha contra el conflicto a su manera, pero ante esa pregunta se repiten las mismas palabras: familia, jugar, juguetes y, sobre todo, escuela", escribió en su artículo para el blog de Mercy Corps.
Agha explicó a el HuffPost que, aunque las clases de la tarde -impulsadas por el Gobierno de Jordania a través de un acuerdo con UNICEF- se han organizado para los niños sirios refugiados, la mayoría de los niños con los que habló no acudían al aula.
"Muchos de estos niños han vivido y visto cosas que ninguna persona debería ver o vivir", señaló Agha. "Sus vidas han cambiado radicalmente. Les han quitado sus casas, sus familias y amigos. También los han privado de la escuela”.
A pesar del sufrimiento inimaginable y del trauma que estos niños han vivido, a Agha le sorprende la alegría y el optimismo que desprenden muchos de los niños que conoció.
"Incluso en circunstancias tan trágicas, los niños que he conocido tienen una inclinación natural hacia la esperanza que es centrarse en lo que les da felicidad. Espero que podamos ayudarles a aferrarse a ello", escribió en el artículo de su blog.
En agosto, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y UNICEF anunciaron que, desde el inicio de la guerra civil, un millón de niños se han visto obligados a huir de Siria.
"Este millón de niños refugiados no es solamente otro número", apuntó en un comunicado el Director Ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake.
“Es una situación trágica; han sido arrebatados de sus casas e incluso de sus familias, obligándoles a afrontar horrores que nosotros no llegamos ni a comprender”.
Según ACNUR, en la actualidad hay más de 2,1 millones de sirios refugiados que viven en Jordania, Líbano, Egipto, Irak y Turquía. Tres cuartas partes de la población de refugiados son mujeres y niños.
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