“Se cuenta que Napoleón reprochó a una compatriota suya el que se
ocupara de la política; ella le respondió: ‘Señor, en un país en el que
las mujeres son condenadas a muerte es completamente natural que quieran
saber por qué’”. Queridas compatriotas, en este Senegal donde las
mujeres son la mayoría de ese 46,6% de la población que vive bajo el
umbral de la pobreza, donde son la mayoría de ese 50% de los menores de
15 años no alfabetizados, donde 392 de ellas son forzadas a morir por
cada 100.000 partos, donde apenas hay dos comadronas por cada 1.000
parturientas...
...muy lejos de la norma de la OMS, que recomienda seis por cada 1.000
nacimientos vivos–, donde cada día 93 mujeres –más de 33.000 mujeres por
año– lloran la muerte de su hijo de menos de cinco años, donde cuando
ellas nacen no pueden esperar vivir más de 59 años –es decir, menos de
10 años que la media mundial–... es completamente natural que alguien
responda a la pregunta “¿por qué?”. El destino ha reservado a la mujer
senegalesa por lo menos dos trances amargos: haber nacido en un país
semicolonial y haber nacido mujer.Seguir leyendo: guinguinbali.com
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